viernes, 6 de febrero de 2009

> A propósito de la T4

Para aquellos lectores no españoles (a éstos les presumo enterados por proximidad geográfica) les diré que la T4 es la última terminal del aeropuerto de Barajas, en Madrid, y una de las obras públicas más caras no ya de España, sino de Europa.

He estado varias veces en la T4, y es justo decir que es bonita. Pero también en honor de la verdad habría que decir que si no tuviera la fama del coste, hubiera pasado muy desapercibida. En resumen, no es fea. A partir de aquí sólo se pueden escribir los despropósitos que ejemplifica.

Arquitectos de relumbrón (Lamela y Rogers) más preocupados por el concepto que por la utilidad, inauguración caótica (bueno, es costumbre en estas obras), Iberia (algo personal), presupuesto disparatado y disparado (6.200 millones de euros, cinco veces más de lo previsto), larguísimas distancias a recorrer por los viajeros, etc Y todo para una obra que no durará ni treinta años.

No sé en euros constantes cuánto costaron las catedrales, pero siguen después de más de seis siglos, la gente viaja para verlas, se hacen tesis doctorales sobre ellas, las golondrinas hacen nidos bajos las gárgolas y las parejas de enamorados se citan en sus escalinatas. De la T4 nadie se acordará dentro de treinta años, cuando las excavadoras derriben más de un billón de pesetas y empiecen a construir la T5.

Es lo que tienen estos tiempos: todo es contingente. En la intersección de la contingencia y la necesidad nos encontramos ahora, deprimidos. Pero tranquilos, en estos tiempos nunca pasa nada. Ni, sobre todo, a nadie.


Referencia: http://www.elpais.com/articulo/espana/gran/Barajas/inaugura/hoy/aumenta/capacidad/aeroportuaria/Madrid/elpporesp/20060204elpepinac_12/Tes

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