miércoles, 31 de agosto de 2022

> Siesta

 

La felicidad es esto: una tarde de verano calurosa, la somnolencia del alcohol, un ventilador oscilante, las chicharras atronando al sol, y un vecino virtuoso que practica el violín. Estoy (estaba) en la cama tumbado con uno de mis hijos, dormido pero despierto; le miraba un lunar o cómo su pelo dorado se inclinaba como la tormenta inclina la mies.

 

«A lo lejos alguien canta, a lo lejos.»

 

No hay televisión, no hay premura para hacer la comida o salir: afuera un aire de horno inunda de pereza consciente cualquier intento de cambio, todo pesa demasiado. Algo me obligará, pero ahora es todo perfecto.

domingo, 28 de agosto de 2022

> Yoga

 

Una tarde de verano una adolescente quedó con sus amigas en el parque de un barrio de clase media alta. El parque estaba concurrido. Aprovechando la caída de la tarde un grupo de madres jóvenes hacía yoga en el césped, una anciana paseaba a su diminuto perro, madres y padres vigilaban a sus hijos en el parque infantil.

 

Una pandilla de una docena de jóvenes se acercó a las tres amigas, y para divertirse les intimidaron, hicieron el ademán de grabarlas en vídeo mientras les pegaban una paliza, les quitaron las gorras de un golpe. Las chicas tuvieron miedo y gritaron.

 

Los padres que vigilaban a sus hijos en el parque infantil vieron que no era un problema con sus hijos, las que estaban haciendo yoga, paz y amor, siguieron a lo suyo. Sólo la anciana con el perro diminuto se acercó a ver qué pasaba. Una de las chicas salió corriendo y dijo que estaba llamando a la policía. Los chicos se fueron.

 

No pasó nada más ni hubo heridos, sólo humillación, impotencia y una piedrecita más en la muralla que entre todos construimos cada día con más cobardía que ahínco.

 

La persona del 112 tuvo dificultades para escribir el nombre de la calle y de la denunciante (¿con b o con v?). La policía tardó en llegar más de una hora (tenían otras prioridades) y, con gesto aburrido, escucharon pacientes el relato de los hechos: que si volvía a ocurrir les llamasen de nuevo. Que estarían atentos, dijeron.

 

Escribí en otra ocasión sobre el comportamiento de las gallinas en mi corral. Cuando entraba a sacrificar alguna, sólo se preocupaba la concernida, ya bocabajo y cogida por las patas; las demás seguían a lo suyo, estirándose y picoteando el suelo, quizá haciendo yoga.

martes, 23 de agosto de 2022

> Zombis

 

Estuve parado frente a la puerta de un supermercado, unos quince minutos. Era un barrio de clase media venido a menos, de esos en los que los hijos precarios han heredado las viviendas de los padres y las mercerías y las panaderías han sido sustituidas por chinos y aceitosos kebabs.

 

Llegó una señora de negro con dos niños y se sentó en una silla que inexplicablemente había en la puerta. Uno de los niños se acurrucó a su lado y ella le acariciaba la cabeza. Parecía que esperaba algo que nunca ocurriría. El otro niño se tumbó en el sucio suelo, mejilla contra baldosa, como un perro ante la indiferencia de su amo.

 

Un joven de mediana edad, con barba de una semana, pelo largo y ropa muy informal, salió de la tienda con un panecillo integral y un paquete de queso fresco en las manos. Tiró el cartón del paquete al suelo, abrió el pan con las manos y echó el queso con el suero dentro. También tiró el envase del queso al suelo; esponjó el panecillo, le dió un bocado y se fue.

 

Una señora salió también del supermercado sin ninguna compra, airada. Iba sola. Se paró delante del cartel de las ofertas y le amenazó y gritó hasta que se cansó y también se fue.

 

Mi clase media nunca tuvo que presenciar estas escenas. Ellos mismos se ocultaban y eran reductos aislados en barrios por los que no se pasaba salvo que fueras a ellos. Sus protagonistas, sin embargo, se han extendido y me siento amenazado de ser engullido, y tengo miedo. Y lo peor: ellos ya no se ocultan a las miradas de la clase media, en retirada.

jueves, 18 de agosto de 2022

> YT

 

Me he aficionado a ver vídeos en Youtube. Entiendo que debe ser difícil no sucumbir a la presión de destacar en ese piélago de realizaciones, pero todo se va andando, con regresiones.

 

En un principio fue el caos, y no había (casi) nada que se pudiera ver sin rubor; entonces algunos pioneros fueron subiendo contenido y el público vio que estaba muy bien esto que se había hecho. Me sorprendieron el altruismo y la imaginación que uno se puede esforzar en conseguir por la efímera inmortalidad de unos likes. Pero si alguien quería destacar, tenía que hacer necesariamente el tonto, poner caras y muecas fingidas y hablar a voces (los españoles). Luego se subieron conferencias de instituciones patrocinadas por bancos, fragmentos de programas de televisión, opiniones de expertos en busca de reconocimiento y popularidad. Los gritos bajaron de volumen (los españoles) y las muecas se redujeron o se confinaron al público infantil y juvenil.

 

Como no es propio del ser humano la perfección, proliferaron los que sin poner gestos estúpidos ni gritar, se ceñían a ridiculizar a los que no son de su cuerda y los mostraban precisamente poniendo caras y muecas tomadas en un mal momento del personaje. Eso era (es) un valor argumentativo de sus vídeos, que no era exponer una opinión sino ridiculizar al otro (ad hominem).

 

Cuando alguien se desliza por ese tobogán simplón, desconecto, pero ahí quedan esos iconos y pasquines con caras desencajadas, sonrisas histéricas o peluquines al viento para que los haters encuentren su pienso diario.

martes, 16 de agosto de 2022

> Operación Triunfo

 

Soy un nacionalista sin patria, si acaso el idioma. Ser español siempre desanima bastante, es la tradición. Sin embargo aún un rescoldo debe quedar en alguna parte, porque me indignan cosas que debieran disolverse en el mar de la normalidad nacional.

 

«Operación Triunfo» fue un programa de éxito que lanzó a la fama a varios jóvenes (dejémoslo ahí), y resume varias de esas cosas que me resultan incomprensibles. Ante un programa así, alabado por la promoción de nuevas promesas, sólo puedo hacerme preguntas como ¿por qué en una televisión pública española pagada con el dinero de todos se fomenta el inglés? ¿por qué sólo pop (ramplón, para mi gusto)? ¿por qué sólo jóvenes? Con ese pienso luego salen esos pollos.

 

Las respuestas se intuyen. Todo muy líquido.

viernes, 12 de agosto de 2022

> La botella no ha llegado a ninguna playa

Continúo con la imagen de mi última entrada, hace seis años: no había ninguna playa a la que llegar. Asumir eso es importante, como se asume con la edad ciertas cosas que en la juventud ni se atisban. Ya lo dijo Kavafis, el viaje es el camino, y cualquier día un naufragio cerrará ese último día. No es pesimismo, es inevitable, es. 

Y lo que viene al caso, hoy he decidido retomar este dietario. No sé por cuánto tiempo, ni la frecuencia, pero ¿por qué no? No somos imprescindibles, ni tan siquiera importantes (el mundo seguirá girando), pero hagamos algo con el tiempo y con las manos. Puede incluso que haya miles, millones de náufragos lanzando botellas al mar sin destino. 

Ya lo he dicho.