domingo, 29 de enero de 2012

> El Gran Hermano era mi gato

El grupo Anonymous ha publicado cierta información personal (direcciones, teléfonos) de personas que están a favor de la llamada ‘Ley Sinde’, entre ellas, de la propia Sinde y del actual ministro Wert. Uno puede incluso compartir emocionalmente una medida como esta (¡sólo emocionalmente!).

Pero lo peor está siempre por llegar. El grupo dice que tiene más información para publicar de personas que aún no se han pronunciado al respecto, y les amenazan con que lo harán si lo hacen a favor.

Lo de las descargas está muy bien, pero hay cosas más importantes. Este cambio de estrategia (¿la tienen, la han pensado?) les sitúa al mismo rango que una banda de abusones de colegio o de extorsionadores de barrio: “o no dices lo que piensas o te arrepentirás”.

El corolario es una terrible pregunta: ¿podría tener razón Esperanza Aguirre?

Referencia:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/01/28/actualidad/1327776239_920585.html

lunes, 23 de enero de 2012

> El error o el horror

A veces uno pasa tanto tiempo escuchando el mismo ruido que ya se convierte en paisaje y no se le presta atención (hay otras cosas más estimulantes). Sin embargo lo de los ‘congresillos’ del PSOE a favor de Chacón o Rubalcaba están ahí y ocupan su lugar en las páginas de los periodicos (¿alguien las lee?).

Si hacemos el esfuerzo de centrarnos en este tema es para deprimirnos. El PSOE ha perdido las elecciones y miles de cargos se han ido al paro (en mal momento). Las previsiones son que hasta dentro de cuatro años (¡cuatro años, la eternidad en la galaxia del Ipad!) no toca. Y cuando toque habrá que elegir entre Rajoy y Rubalcaba/Chacón.

He hablado sobre estos dos últimos varias veces, pero he dicho que voy a hacer un esfuerzo. Como poder, sí nos imaginamos a Rubalcaba de presidente, pero el problema es que para llegar a esa magistratura debe ser antes votado por muchos millones, y ni puede explicar las ocurrencias del gobierno del que era parte ni su discurso despierta más entusiasmo que cuando Calamardo pide otra Cangreburger.

¿Y Chacón? Bueno, he visto velatorios más estimulantes. Dejémoslo ahí.

sábado, 14 de enero de 2012

> Jaula con hamster


Creo recordar que antes, antiguamente, era al revés. Qué frío, y no sólo en esta tienda de Guadix.

lunes, 9 de enero de 2012

> París-Dakar

Tampoco el itinerario es el original: de hecho ni pisa Europa ni África, sino Argentina y Chile. No es un rally de aventuras, porque se dejaron intimidar por los riesgos de África pese a la protección que llevaban (queda fea la sangre propia en la pantalla del salón). Y no se debe disfrutar mucho, porque la gracia está en ir muy rápido para llegar el primero, y así ni se ve el paisaje ni la población: parece más estresante que interesante. Y abundan los periodistas sobre los participantes. En resumen, es el triunfo de la marca sobre la realidad (que es lo contingente).

En cualquier caso demos las gracias porque la producción del rally no se la hayan llevado también a China. Pero ya caerá esa breva.

miércoles, 4 de enero de 2012

> Refranes: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”

Soy yo, campeón del despliegue, y ya me cuesta trabajo leer dos páginas seguidas. De niño y adolescente leía cuanto caía en mis manos (con el escaso aprovechamiento que ustedes pueden observar). La lectura, además, la compaginaba con aficiones y obligaciones. Ahora, que gracias a la agricultura dispongo de mucho tiempo, se me consume como humo de paja, y ni perspectiva de echarme en la cama con un buen libro (claro que el último está siendo ‘Los ensayos’ de Montaigne).

Pero como en la descripción no está la explicación, he buscado un responsable (obviando la pereza, que es la consecuencia). Les ahorro los pormenores de la introspección: la tecnología y la televisión en el dormitorio son los culpables. ¿Cómo resistirse al correo electrónico, a los contertulios del Canal 24 Horas, a la prensa (breve) en Internet, a los ‘posts’ de Arcadi Espada?

Pero todas estas distracciones tienen un punto en común, son ‘piezas de información’ (piezas pequeñas, quiero decir). No más de cinco minutos cada bloque, y rápido pasamos al siguiente para no aburrirnos. Introspézcanse.

Y el corolario, terrible, es: ¿hay algo que dure más de cinco minutos que merezca la pena? Sí, sin duda, pero cada vez menos cogerán ese tren.