domingo, 31 de agosto de 2008

> La publicidad

En Antena 3, el sábado 23 de agosto por la tarde emitieron un reportaje breve presentado por el conocido doctor Beltrán en el que se recomendaban las bebidas refrescantes de cola con cafeína para los desplazamientos largos en coche. No recomendaban ninguna marca, pero los colores de la lata que el actor se lleva a la boca eran los de Coca Cola, y el refrigerador de la gasolinera donde estaban las bebidas casualmente era de Coca Cola, y las latas que compran tenían el diseño de Coca Cola.

El 27 por la noche, en Telecinco, durante una de las largas pausas publicitarias de la serie “Life”, emitieron un pequeño reportaje de apenas un minuto sobre los beneficios de la fruta y en particular de los zumos. No hicieron propaganda de ninguna marca ni salió ningún envase que hiciera pensar en ninguna (cosa rara). Parecía un consejo de salud pública. ¡Iluso! El primer anuncio que emitieron tras el reportaje fue de una marca de zumos de frutas “saludable”. Lo irónico es que tras este anuncio emitieron otro de la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial.

sábado, 30 de agosto de 2008

> Los EE.UU.

Son pocas las personas que critican a los EE.UU. como un todo. Son más los que los alaban, pero acto seguido critican ácidamente a los contrarios como para disculparse (no hay mejor defensa que un buen ataque). Sí, creo que en España hay un cierto gusto antinorteamericano. No sé si viene de la paliza que nos dieron en el 98 o de la envidia que tradicionalmente sentimos hacia el primero de la clase, pero decir que uno está a favor de los EE.UU. exige a continuación una explicación acelerada.

A mí me gusta casi todo de los EE.UU., pero si fuera norteamericano. Como no lo soy, no puedo dejar de recelar de su arrogancia, de su política exterior, de su hipocresía. Sin embargo, pese a no ser norteamericano, ¿cómo no sentir admiración por su cine, su música, su literatura, su confianza en sí mismos? Hace unos años estuve de viaje por la costa este, apenas unos diez días, y estando allí mi admiración creció. La gente es tan amable como en Irán (sí, han leído bien), todo tiende hacia el orden como en Alemania, tienen en tan alta estima su país como Colombia (pero sin su desánimo): parece el ideal de país para tener niños y creer en el futuro.

Una parte de la derecha actual retrata a los EE.UU. como el valedor necesario, imprescindible, de la prosperidad y de la seguridad europeas, y en esto creo que tienen razón. Los europeos atienden a intereses no sólo nacionales, sino con frecuencia de amistad y de inconfesables amores; todo está demasiado entretejido y exige largas discusiones y consensos para llegar no demasiado lejos. Los políticos europeos suelen ser burócratas tremendamente ineficientes (y cuando han sido eficientes son aún peor).

En estos días pasados Rusia ha invadido una parte de Georgia. El presidente francés asumió un papel que le gusta y, en calidad de presidente de turno de la Unión Europea, en seguida fue a ver a Medvedev para lograr un alto el fuego y un respeto al statu quo. Medvedev todavía se tiene que estar riendo, porque hizo lo contrario de lo que Sarkozy anunció que había conseguido. Tuvo que venir Condoleeza Rice a decir cuatro frases para que los rusos empezaran a retirar sus tanques. La Unión Europea actuaba por ideas, y los rusos sabían que no iban a hacer nada; los EE.UU. actuaban por intereses, y los rusos sabían que viven de eso, y llamaron a retreta. Es lo que tiene tener las ideas claras por ambas partes.

viernes, 29 de agosto de 2008

> Quiero ser Martín Varsavsky

Aquellos lectores curiosos que hayan leído otros artículos de este blog recordarán varias referencias al blog del emprendedor hispano-argentino Martín Varsavsky. Casi siempre son referencias críticas, de desacuerdo, y yo mismo me sorprendo leyéndole y escribiendo sobre él.

Me atrae su dinamismo, su soltura, su dejadez en el hablar, su relación de tú a tú con los grandes creadores del momento, su poder escribir “Ayer estuve en Dakota en casa de mi buen amigo Jeff Clifford”. Además, un día está en Dakota con Jeff, otro en vuelo para Japón y tres días después navegando con sus dos barcos (sí: navega con dos barcos a la vez) entre Baleares y Córcega. Y no pide perdón por ser rico: de hecho, cuando enseña alguna de sus casas o sus barcos, invita a los envidiosos a no continuar en el blog, por su propio bien. ¿Cómo no haber amado sus grandes ojos grises? Pero no me corresponde estar en su piel. Yo no quiero estar junto a él, ni loco, sino estar yo en su lugar (dejemos para otro día si le deseo a él que esté en mi lugar).

Y como la envidia lo enmohece todo, no me queda más que leer su blog y estar en desacuerdo con algunas de las cosas que dice pero que de vez en cuando me atraen (he dicho de vez en cuando). Con Pío Moa, por ejemplo, no tengo ninguno de estos problemas, sólo es morbo.

jueves, 28 de agosto de 2008

> Pagar por vivir

Martín Varsavsky comenta en su blog una noticia emitida por la BBC según la cual personas con recursos pagan a otras del tercer mundo por jugar con el ordenador. Parece que los juegos hoy en día son extraordinariamente complejos, y algunas personas no tienen el tiempo o la paciencia para avanzar paso a paso hasta el final, así que recurren a atajos: que otros jueguen por ellos hasta llegar a cierto nivel. Además, el hijo de Martín Varsavsky lo ve normal, y el padre no, aunque me temo que le falta poco.

El tono del artículo al que hago referencia es de que estos pagos son como una ayuda a personas en dificultades, una forma de promocionar el tercer mundo, una ONG. Creo que esto, sencillamente, es una barbaridad: ayudar, promocionar y socorrer no se hace (no se debería hacer) a cambio de un beneficio propio. Esto es sólo comercio.

Sin embargo lo que me interesa resaltar es el hecho en sí y la distinta visión que tienen padre e hijo sobre el asunto. Respecto de lo primero, sólo pienso que llegará el día que enviemos a nuestros avatares a bodas/bautizos/comuniones por delegación mientras nos quedamos tranquilos en casa viendo la tele, o les mandemos que jueguen la primera parte del partido para rematar nosotros la faena en la segunda. El pagar a alguien para que nos haga algo es antiguo (por ejemplo, el fontanero), pero pagar para que nos hagan algo que se supone es una diversión (por ejemplo, la prostituta)…

Que padre e hijo no tengan la misma opinión es normal, casi necesario. Lo que me preocupa es que el hijo lo vea como una ayuda a personas más desfavorecidas. Y me preocupa porque en una clase de inglés todos los alumnos dijeron que les importaba poco que las zapatillas de deporte las hicieran personas en pésimas condiciones de trabajo mientras no costaran tan caras que no pudieran comprarlas. Y me preocupa también porque un adolescente me dijo que no veía mal que un joven grabara con el móvil una agresión a otro compañero siempre y cuando él no participara en la paliza. Para preocuparse del futuro.

Referencia: http://spanish.martinvarsavsky.net/general/cuando-internet-logra-que-los-ricos-donen-a-los-pobres.html

miércoles, 27 de agosto de 2008

> Una memoria efímera

El ordenador es un gran compañero, aunque tenga también sus vicios y sus amenazas invisibles. Antes, cuando no existían, uno escribía a máquina o caligrafiaba en un cuaderno, y esta exigencia tenía como resultado una permanencia inadvertida en el tiempo que hoy se ha perdido. Si mañana muero, todo lo que está escrito en el disco duro de mi ordenador se perderá (los sobrinos instalarán un nuevo sistema operativo donde antes hubo palabras). Incluso los textos que están publicados en internet acabarán en la nada cuando el servidor que los guarda sea apagado o se borren los blogs no actualizados recientemente. Todos hemos leído historias de manuscritos que han sobrevivido a los tiempos teniéndolo todo en contra, desde Nag Hammadi hasta La conjura de los necios, pero no recuerdo ningún caso de una obra, de un texto, que haya salido de la memoria de un ordenador sin la ayuda de su dueño. Es un parto que exige padre.

Sin duda es un filtro, pues no se puede conservar todo, y no todas las cosas merecen el esfuerzo de conservarlas, pero la conclusión es que pese a los avances de la técnica, lo que no pase a papel en vida, morirá.

martes, 26 de agosto de 2008

> Sinécdoque

En la entrada de ayer escribí sobre las latas. En una de las digresiones estuve a punto de dejar escrito que “el hombre ha ido a la Luna”, pero me di cuenta pronto y lo cambié por “los norteamericanos han ido a la Luna” (esto también incluye a los canadienses, y a los mejicanos, pero creo que se entiende; es el problema de un país sin nombre). A esta figura retórica se le llama sinécdoque, tomar el todo por la parte o la parte por el todo en este caso.

Los estadounidenses lo hacen mucho. Se refieren a sí mismos como americanos, obviando que no están solos en el continente; de hecho su país se llama Estados Unidos de América, lo que no es un nombre, sino una definición orgánica que también suscriben los mejicanos. Cuando llegaron a la Luna dijeron que era un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la Humanidad (que eran ellos). Siempre he mantenido que no me parecía bien decir que el hombre había llegado a la Luna. Sin duda eran humanos Armstrong, Collins y Aldrin, y que el trabajo de miles, millones de humanos les llevó allí y luego acá. Pero muchos más miles, millones de personas creo que no participaron en ese hecho ni se sienten solidarias ni partícipes de él.

Si Warren Buffet se come una langosta en Omaha, ¿se come el género humano una langosta, aunque sea un bocadito así de chiquitito?

lunes, 25 de agosto de 2008

> Las latas

Creo haber hecho ya alguna referencia en este blog a las latas (de refresco, de cerveza). Me las encuentro cuando voy de paseo por el monte, perdidas, desorientadas (en Málaga, no en Vizcaya); me las encuentro cuando estoy en la playa como los restos inútiles de un naufragio o como la botella perdida de un náufrago venida a menos. Las utilizan de ceniceros improvisados, de blanco de tiro, de cárcel de hormigas.

Siempre me pregunto qué piensa el que la tira desde la ventanilla del coche al arcén. Una vez se lo pregunté a alguien y me dijo que así creaba puestos de trabajo (de basureros que la recogieran). Otro me dijo que no le llamara guarro, que me partía la cara. Mi mujer mantiene que es una forma de urbanizar el campo para los que lo odian porque viven en él y quisieran vivir en la ciudad.

Al legislador también le perseguían las latas por todas partes, así que sacó una ley para que las anillas no se despegaran de la lata cuando se abrieran. Se quedó corto. Deberían unir la lata a una bala de cañón para que no pudieran llevarla mucho más lejos del estante del supermercado.

Cuando yo era niño nos ganábamos unas pesetas buscando botellas de vidrio retornables en los descampados. Ya no hay botellas retornables. Dicen que es muy compleja su gestión. Los norteamericanos han ido a la Luna y los españoles tienen trenes de alta velocidad, pero nos resulta imposible gestionar la vuelta de los envases, ni tan siquiera con el aliciente de lo verde.

Me las encuentro por todas partes, incluso en este blog.

domingo, 24 de agosto de 2008

> La navaja de Occam

Este postulado dice que a igualdad de condiciones, escojamos la explicación más simple. Parece muy razonable, elegante y de (gran) ayuda. Pero me temo que es sólo una ilusión.

En filosofía y física, donde se ha hecho un uso masivo de este principio, se han establecido incluso “anti-navajas” (como la de Einstein: “Simple, pero no más simple”). Y es que resulta algo de perogrullo: ¿quién prefiere algo complejo a algo simple? Sólo si el esfuerzo está justificado por la calidad, pero ya que el propio principio establece que “a igualdad de condiciones”, no puede ser ésta la razón. Además, la navaja sólo nos sirve cuando tenemos dos explicaciones en grado de igualdad, lo que no es muy habitual pero sí muy subjetivo. En este estado la navaja es sólo un cuento bonito y fácil para oír en una teleserie, incluso una justificación (más) para la molicie.

Siempre ando buscando el principio a partir del cual reformaré mi vida y conoceré la verdad. Occam no pretendía llegar a tanto, pero contribuyó con poco. Alguien dijo que la herramienta que mejor funciona, la guadaña, por fortuna nunca ha sido descrita por ningún filósofo: tampoco hay que tomárselo así.

jueves, 21 de agosto de 2008

> La irresponsabilidad de los medios (y 2)

En el Telediario de TVE de las tres de la tarde de hoy han emitido una breve entrevista. El entrevistado era un hombre que acababa de reconocer los cuerpos de sus familiares muertos en el accidente, y estaba evidentemente afectado y anegado por el horror. Dijo: “He perdido a mi mujer y a mis tres hijas, la mayor de ellas embarazada”. Una periodista le preguntó: “Ha perdido usted todo, ¿no?”. El horror es que no pasa nada.

> La irresponsabilidad de los medios

Hoy ha ocurrido una tragedia en el aeropuerto de Barajas. Un avión de Spanair se ha estrellado. He seguido la noticia desde casi el momento del suceso por dos televisiones (CNN+ y Canal 24H de TVE) y creo que todos los que hayan visto estos canales (quizá todos los canales) estarán de acuerdo en que durante las dos o tres primeras horas el contenido de la información que daban era siempre el mismo, porque no había más información para dar. Entiendo que para un programa de televisión ésta es una situación incómoda, porque tienen que interrumpir su programación habitual para hacer el seguimiento de una noticia con poco contenido, donde las informaciones van surgiendo a un ritmo muy despacio; pero también supongo que estos dos canales de noticias deberían estar preparados ante esta eventualidad: ningún acontecimiento de gran magnitud proporciona toda la información en el momento en que éste se inicia y es seguido por los periodistas.

El caso es que tenían poco que contar. Y ante el horror vacui de los realizadores casi cualquier cosa vale, alargar las frases, repetir lo ya dicho de varias formas sin añadir nada nuevo, y las entrevistas de circunstancia. En conversación telefónica una periodista de TVE ha entrevistado a un empleado del aeropuerto que en un primer momento acudió al lugar del accidente. Nadie le cortó su discurso, y sin embargo creo que deberían haberlo hecho, aunque hubieran tenido que alargar más las frases o repetir lo ya dicho. Hablaba este empleado de que había visto al piloto pegado al fuselaje, que había reconocido a dos bebés carbonizados y que había visto también el pie abrasado de un niño. Imagínense por un momento que son ustedes la viuda del piloto, o los padres del bebé o del niño. O los abuelos, hermanos, primos… o sólo personas. Esta descripción no aporta nada a la noticia (nadie espera un paisaje distinto tras un accidente aéreo), no matiza nada, sólo rellena y añade morbosidad, y nos va haciendo cada vez más insensibles y despreocupados.

No han pasado ni tres horas del accidente y dentro de esas entrevistas de circunstancia ahora sacan a un señor que se queja de que han cancelado su vuelo de vacaciones.

miércoles, 20 de agosto de 2008

> Más por menos

Vivimos en un mundo cada vez más próximo por los medios de comunicación y el avance en los transportes (en cualquier caso es una proximidad asimétrica, porque sólo lo es para los que tienen recursos, que además sólo se acercan a donde quieren, no a donde pueden o deberían).

Sin embargo estamos cada vez más lejos de los otros. Mis hijos han aprendido a hablar y cuando salimos a la calle dicen “¡hola!” a todo el mundo, y pocos responden (¿por malhumor, por timidez?).

Los que pueden escoger la educación de los hijos no se preocupan en primera instancia por la calidad de los estudios, sino por los contactos y el status que tal o cual colegio puedan darle a sus hijos. Conozco varios casos que lo reconocen sin rubor, como un hecho inexorable.

No se suele salir a la calle, se sale a “algo”: a comprar, al cine, a un restaurante. Cuando yo era niño (¡ay!) todo el mundo salía por las tardes a pasear.

Antes bastaba con que uno de los progenitores (el hombre) trabajara para mantener la casa. Hoy hacen falta dos sueldos (y no para derroches: para eso está el dinero de los abuelos, que además tienen que criar a los nietos).

Los ayuntamientos se lanzan a rentabilizar el espacio público construyendo aparcamientos de pago (hace veinte años casi no existían). También se han apuntado a esta moda las catedrales y otros lugares religiosos, vacíos de devotos pero medio llenos de turistas. Cada vez hay menos cosas gratuitas, y las que lo son quieren cobrárselo en votos.

Apenas conozco familias que beban agua del grifo. Casi todos compran agua embotellada, y ni se plantean exigir que el servicio público de agua sea de calidad.

Nos dicen que es bueno e imprescindible para la salud consumir fruta, pero ésta es casi más cara que la carne. Y como parece que pelar una manzana es tedioso y desagradable ya venden frascos de vivos colores con una manzana dentro pelada y troceada a cinco veces el precio que tiene en fresco.

Las cosas por su parte se han reducido de tamaño, aunque seguimos pagando lo mismo o más por la misma palabra: el coche, las vacaciones, la vivienda… Supongo que es una forma de controlar la inflación.

lunes, 18 de agosto de 2008

> Me quejo mucho, lo sé

Me quejo mucho, lo sé, pero cuando voy a la playa de Málaga no me gusta encontrarme nata en el agua ni la arena pizarrosa llena de colillas y anillas de latas de refresco.

Me quejo mucho, lo sé, pero hace unos días salí al campo por un camino de tierra en Almogía y evité mirar al suelo para no ver bolsas vacías y latas de cerveza tiradas al borde del camino.

Me quejo mucho, lo sé, pero en la finca junto a mi casa un vecino ha tirado hoy una bolsa de basura, y la cañada se parece cada día más a un vertedero por la comodidad de los vecinos.

Me quejo mucho, lo sé, pero llevamos ocho meses con restricciones de agua y el alcalde no hace nada porque somos pocos votantes.

Me quejo mucho, lo sé, pero la Guardia Civil se pone a la entrada de donde vivo a pedir carnets y nunca coge a las decenas de motoristas de escape libre que dan vueltas por el monte.

Me quejo mucho, lo sé, pero el vecino de enfrente se ha construido una casa sin licencia en terreno rústico y no pasa nada.

Me quejo mucho, lo sé, pero la Asociación de vecinos prefiere tener fiestas patronales pagadas por el Ayuntamiento a pelear por el agua que no tenemos.

Me quejo mucho, lo sé, pero será que hoy no estoy de humor para otra cosa.

domingo, 17 de agosto de 2008

> Tatuajes

No me gustan los tatuajes. Primero porque son decisiones irrevocables, y segundo porque nunca he visto uno que reproduzca un poema de Machado (los diseños tienen todos un aire de familia sospechosamente bien avenida). Por lo primero, me desasosiega pensar hacerme un tatuaje y arrepentirme con el tiempo: uno no siempre es joven e irreflexivo, por lo que este tipo de error debe ser frecuente. Y no tiene arreglo, porque quitar un tatuaje es como quitar una mancha de mora (con otra verde se quita).

Respecto de los tipos de tatuaje, en la playa se ven muchos donde la espalda cambia de nombre, para disfrute de otros no sé en qué posturas, ya que uno mismo no se los puede ver. Además suelen ser parecidos, un dibujo geométrico de inspiración gótica y forma ahusada; debe ser el distintivo de una secta o de una pertenencia. Los de legionarios (he vivido en Melilla) tienen una manufactura tosca y dolorosa, y suelen ser nominales, con lo que pueden crear problemas si nuestros gustos o circunstancias cambian con el tiempo. Los pequeños que se ponen en tobillos o en el hombro, ocultos casi siempre por la ropa, me parecen arrepentimientos, y he visto muchos con caracteres chinos que el propietario no sabe qué significan (se lo dijeron en la sesión, pero lo han olvidado de tanto vérselo). También están los asimétricos, que adornan por ejemplo sólo un lateral del cuerpo y van a morir a algún lugar oculto de la ingle (en estos siento reconocer un cierto interés, aunque me temo que lúbrico).

También me dan un poco de miedo. En el mundo clásico los tatuajes los llevaban casi siempre los bárbaros, nunca las élites. Pero creo que lo que me da más miedo son las personas que los llevan, los soportes (como el reloj de Cortázar) son individuos que han tomado decisiones hoy que están seguro seguirán manteniendo mañana. Pero cambian, y si no, casi peor.

sábado, 16 de agosto de 2008

> Un día de playa son cinco horas

Un trayecto de cuarenta y cinco minutos en coche (aparte untarle crema a los niños, vestirlos, coger la sombrilla, hacer los bocadillos, etc). Varias vueltas buscando aparcamiento y eludiendo a los “gorrillas”. Ver casas mejores que la mía. Vadear una calle porque un Volswagen Passat ha aparcado en un paso de peatones para no tener que buscar aparcamiento. La playa llena a rebosar de gente, apenas tres metros cuadrados para nosotros. Vaya, se me han olvidado las paletas (da igual: no hay sitio). El agua está sucia (en las casas mejores que la mía también hacen sus necesidades). Un par de chapuzones.

Los bocadillos saben a gloria. El agua de la botella aún está fría. Todas las mujeres mayores de edad tienen michelines, y muchas de las menores de edad. La arena está llena de colillas y de anillas de refrescos (ahora no se desprenden cuando se abren, pero la gente busca incansable entretenimiento). Una siesta de casi una hora. Los niños se divierten mucho y comen poco, ya cenarán. Arena por todas partes. Hay que darle continuamente al botón de la ducha para que salga agua. Unas jóvenes estúpidas pasan entre nosotros para no mancharse los pies de arena. Los niños se quedan dormidos en el coche.

viernes, 15 de agosto de 2008

> "Post coitum omne animal triste est, nisi gallus qui canit"("Después del coito todo animal está triste, excepto el gallo que canta")

Cuando preparo una celebración siempre se me olvida el sentimiento tras la anterior. Supongo que por suerte, porque si no sólo hubiera hecho la primera en mi vida. El caso es que uno se esfuerza en comprar comida y bebida suficientes, en limpiar y arreglar la casa, incluso en hacer cosas que llevaban pendientes largo tiempo. También uno invita alegremente a los invitados, suponiendo que su talante estará en consonancia con el tuyo. Uno se pregunta si el tiempo acompañará, y lo mira en internet como si estuviera en su mano cambiar algo.

Luego, durante la celebración, puede ocurrir algún hecho que te amargue la jornada (una impertinencia, una pelea, una decepción) o puede incluso que todo trascurra más o menos normal. Pero incluso en este último caso, cuando todos los invitados se han ido a casa y uno ha recogido los restos, surge una sensación de derrota y pienso que más hubiera valido no ceder al tributo social y ver una película en la televisión con una botella de Ribera del Duero al lado. Cuando el invitado soy yo, el sentimiento es el mismo, aunque sea una de esas pocas veces en que me lo he pasado bien en la fiesta.Un gran esfuerzo para un rato efímero, para unos cuantos lucimientos y otras tantas incomodidades.

Y aquí entra en escena el gallo que canta: hay un tipo de personas que se lo pasan bien durante y después de la fiesta. Pero sólo son un tipo de personas, la mayoría (no hay tantos gallos que canten) no, aunque lo ignoren o lo disimulen. Cuando se aburran en una fiesta (sucederá en la próxima) no cedan al entorno y empecínense en observar a los demás como si fueran sujetos desconocidos sin relación con usted. Verá como tengo razón. Si no fuera así, yo sería una persona rara, y eso sí que no.

jueves, 14 de agosto de 2008

> Sarah Jessica Parker

Esta actriz, la más conocida de la serie “Sexo en Nueva York”, me parece un claro ejemplo de valoraciones contrarias. Me explico: no conozco ningún hombre que beba los vientos por ella, ni tan siquiera que la mencione. La explicación del éxito de la serie consiste en que sus fans son mayoritariamente mujeres. Y eso me pone triste (como ven los que han leído otros artículos en este blog, hay muchas cosas que me ponen triste, mi mujer me lo dice mucho. Qué le voy a hacer: peor sería sonreír y desarrollar una peligrosa parafilia).

Como hombre, no me parece ni guapa ni atractiva, y sí trivial, derrochadora, voluble (“la donna é mobile”), infiel. Sin embargo para las mujeres (he preguntado) parece representar el sueño de mujer independiente, que puede escoger pareja (y lo hace entre efímeros cargos de conciencia), elegante, eternamente delgada y que tiene una vastísima colección de zapatos de Manolo Blahnik sólo comparable a sus problemas de soledad. Parece que esa afición a la moda la desarrolla también en su vida privada (que en buena parte es pública), para ser un referente en las revistas que se encargan de eso.

En resumen, que hombres y mujeres valoramos de forma distinta, al menos, a este personaje, y que resultan muy pobres los argumentos de sus incondicionales. Pues no: por suerte hay muchos hombres y muchas mujeres que tienen otros puntos de vista. Lo triste que decía más arriba es que son minoría.

miércoles, 13 de agosto de 2008

> “Anacletas”

En la retransmisión de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín que hizo TVE el pasado viernes los comentaristas tenían tanto interés como la propia ceremonia, aunque por otras razones. Comprendo que un locutor no tenga que ser catedrático, pero al menos debería saber leer y sonarle alguna cosa de la cultura universal.

Sin ánimo ni posibilidades de ser exhaustivo (vi sólo un resumen, y de éste sólo una parte), recuerdo la cita culta que los dos presentadores hicieron sin rebozo ante la imagen de los “3.000 discípulos de Confucio” (¿?), quien “escribió las Anacletas” (sic). ¿Estarían pensando en Mortadelo y Filemón, o leyeron mal y sin sonrojo el dossier que seguro les pasaron los organizadores de la ceremonia?

Cuando un gigantesco rollo de papel se desplegó en el escenario y pasó a ser el soporte de buena parte de la representación, no dejaron de llamarlo “rollo de pergamino” (que es justo lo opuesto al papel chino, ya que el pergamino se hacía con pieles de animales). Seguro que su formación ha recalado en las películas de Indiana Jones.

Supongo que para no aturdir con su sabiduría a los pobres telespectadores, en varias ocasiones aludieron a “la época de un emperador chino muy antiguo”. Para qué mas, si ya se ha cumplido.

De deportes sabrán mucho, pero de leer el texto oficial de la ceremonia, poco. Y eso que una de las comentaristas ha aprobado hace poco las oposiciones y ya es funcionaria del Ente.

martes, 12 de agosto de 2008

> Pobre El País

En los últimos meses me he aficionado a leer blogs, y no sé cómo me las apaño que casi siempre que sale el tema, se critica agriamente a El País, y no sólo por los autores, sino especialmente en los comentarios a los artículos. Esta crítica me sorprende un poco, porque no he visto nada parecido hacia otros diarios como El Mundo, ABC o La Vanguardia, y eso que acumulan tantos o más errores –en el sentido teológico- que el primero.

Se le acusa sobre todo de incondicional aliado del Gobierno (cuando éste es del PSOE, claro), también de antisemita (lo leí en los comentarios a un blog de Martín Varsavsky, pero se referían a anti-israelí) y de antiamericano (del norte). Bueno, yo llevo leyendo El País unos veinticinco años todos los domingos, y sólo desde hace un año también compro El Mundo. Creo que en ese tiempo el periódico ha declinado bastante: ya escribí sobre “Me cago en mis viejos”, pero también ha ido a menos en aspectos formales como su página web o la publicidad. En su línea editorial no he visto mucho cambio, siempre en la línea socialdemócrata (de ahí su afinidad al PSOE). El Mundo, por ejemplo, ha evolucionado formalmente hacia mejor, pero su línea editorial creo que es indudablemente más partidista, menos objetiva, que la de El País (aunque eso no se le reprocha), y además acumula varios goles por la escuadra en propia meta.

No seré yo quien lo haga, pero ¿hay alguien en algún blog que rompa una lanza a favor de El País?

lunes, 11 de agosto de 2008

> Los Núñez V

Tengo la suerte de vivir en el campo, aunque en realidad es un campo muy urbanizado: hay casas por aquí y por allá, pero nuestra parcela es grande y si quisiéramos podríamos poner música a todo volumen sin molestar a nadie. Era una idea que me atraía desde siempre, y eso que en mi familia no había tradición al respecto (siempre vivimos en pisos) y ni tan siquiera éramos de pueblo.

Estuvimos mucho tiempo buscando casa con una parcelita en el campo. Vimos muchas, pero casi todas las casas estaban contrahechas y eran horribles y de suelos de gres brilloso. Al final nos decidimos por una que tenía algunos inconvenientes importantes, pero que aun así era la mejor que habíamos visto. Nos mudamos un 23 de agosto por la mañana.

La casa estaba con los muebles que dejaron sus antiguos propietarios, muebles de hipermercado de hacía quince años con estampitas de futbolistas pegadas en las hojas interiores de los armarios. Lo primero que hice fue ir con el coche a por comida, no sólo para nosotros, sino también para el perro, las gallinas y los conejos. El resto del día estuvimos limpiando y haciendo planes para la nueva casa. Por la noche estábamos cansados, por lo que pensaba que iba a dormir como un lirón en el silencio de una noche de verano en el campo. No pude pegar ojo.

Había un continuo mar de fondo de grillos que sólo paraban para retomar su barullo con más fuerza. A partir de la medianoche, empezaron a cantar los gallos a razón de uno distinto cada diez minutos. Y los perros, que mantenían animadas conversaciones sobre las longitudes de sus cadenas con los vecinos. También había ruidos más inquietantes, como el ulular de los búhos o pisadas como si alguien estuviera merodeando por la cerca de la casa. No me podía imaginar una sinfonía tan ensordecedora. Pero a todo se acostumbra uno, incluso al adhesivo para dentaduras postizas, y ya ni tan siquiera reparo en estos sonidos porque me acompañan continuamente.

Por razón de unas obras, tuvimos que pasar dos días en casa de mi madre en la ciudad. Y tampoco pude dormir nada. El murmullo del tráfico nocturno, amortiguado por una ventana doble, no me dejaba conciliar el sueño. En las largas horas que pasé despierto, recordé que había pasado ocho años en esa misma habitación y jamás había reparado que tras la ventana circulaban coches.

domingo, 10 de agosto de 2008

> Una noticia muy triste

He leído en el periódico que un profesor universitario, Jesús Neira, acudió a socorrer a una mujer a la que un hombre estaba golpeando en la calle. Entró en un hotel cercano y llamó a la Guardia Civil. El agresor, Antonio Puertas, le siguió y la emprendió a golpes con él. Lo triste de la noticia no es que un energúmeno le pegara a su pareja, lo triste tampoco es que ese energúmeno le pegara a un ciudadano ejemplar y valiente que ahora está en estado de coma en un hospital, lo triste tampoco es que la mujer no haya denunciado al energúmeno, y lo triste, en fin, tampoco es que la mujer agredida ni tan siquiera le haya dado las gracias a su defensor. Lo más triste de todo eso, aun con ser las circunstancias anteriores muy tristes, es que esta noticia servirá a muchos de argumento para no meterse donde dicen que no les llaman.

“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.”

Martin Niemöller. Atribuido por error a Brecht.



La noticia en El País: http://www.elpais.com/articulo/madrid/marido/coma/le/ha/dado/gracias/elpepiespmad/20080810elpmad_6/Tes

> Ingenuos

He visto una entrevista al escritor y economista José Luis Sampedro y a Carlos Taibo. El contenido de la charla era claramente negativo, pues denunciaban las injusticias y los abusos actuales, pero mantenían que esta misma situación la hacía insostenible y que por tanto en un medio plazo otro mundo basado en la justicia y el bien es inevitable.

Como ya he dicho en otras ocasiones, soy pesimista, qué le voy a hacer, por lo que estos comentarios, por tan bienintencionados me parecen ilusos e ingenuos. No creo ni me imagino que aunque este mundo sucumbiera de un día para otro en una orgía de destrucción, el resultado fuera una sociedad que madruga por el bien común, trabaja hasta tarde por filantropía y no hace una guerra por rebajar el precio de la gasolina. El nivel de maldad, como la entropía, permanece constante, y si acaso a lo más que podemos esperar es a no enterarnos de esta necesidad genética.

sábado, 9 de agosto de 2008

> Think tank

Empecé a oír hablar de los “think tank” hace varios años como un invento típicamente norteamericano y relacionado con grupos de presión de la derecha y del pensamiento único.

Como casi todo lo que ocurre allá, acaba por cruzar el charco e instalarse, al menos nominalmente, acá. En España ya tenemos “think tanks”, aunque pocos reconocen trabajar o pertenecer a uno. Yo sólo conozco el del PP, la FAES, presidido por José María Aznar, pero seguro que el PSOE tiene algo parecido oculto bajo la apariencia de un quiosco de chucherías.

Los “think tanks” son instituciones bajo diversas formas (normalmente fundaciones) que tienen el objetivo de elaborar ideas y hacerlas circular con el motor del prestigio de las que las elaboran o de la propia institución. Claro está que esas ideas tienen el sesgo de los patrocinadores, los que pagan la nómina a fin de mes. Crean opinión y apoyan ideas con las que se sienten cómodos o critican las ajenas (véanse los vídeos de Miguel Ángel Rodríguez, antiguo portavoz del Gobierno de Aznar, para la FAES). En España estas labores son ocultas y vergonzantes (aparte de con frecuencia zafias) porque no se reconocen como legítimas, pero al otro lado del Atlántico tienen menos complejos y son más sinceros al menos en la exposición de sus propósitos, como por ejemplo con las empresas de “lobbys”, que aquí se llamarían “de favores a recompensar” y serían también muy mal vistas aunque todos quisieran tener una.

No sé qué impresión causan los TT en EE.UU., pero aquí creo que se evita la palabra porque se tiene la idea de que los tales no son otra cosa que instituciones de creación de opiniones interesadas (dicho en plata, de manipulación). De hecho, los TT suenan en castellano como un producto a granel que se empaqueta en frascos según el gusto del público al que se dirige. A veces en estas labores uno se encuentra con personas como Pío Moa, antiguo terrorista de los GRAPO reconvertido en escritor que trabaja/colabora con la FAES: esto sí que es cambio, y en este caso sin duda para bien (aunque sus libros son horribles).

viernes, 8 de agosto de 2008

> La revelación de Sturgeon

Theodore Sturgeon fue un escritor de ciencia ficción parece que notable por el influjo que causó en otros, como Ray Bradbury. Esto último ya me parece bastante triste, pero además este escritor es conocido por otros dos méritos: la ley de Sturgeon y la revelación de Sturgeon. La primera dice que “nada es siempre así en todo”, o a mi manera de ver, que no existe el 100%. Puedo estar de acuerdo, pero sin duda me pone más triste respecto a Sturgeon.

La revelación de Sturgeon dice que “el noventa por ciento de todo es basura”. También estoy de acuerdo, pero una revelación tal no puede venir sino de alguien muy triste y resentido (supongo que no se le ocurrió la revelación sólo en un mal momento). Creo que él se refería a los libros de ciencia ficción, pero luego fue extrapolado a otros géneros.

El problema viene cuando intentamos definir ‘basura’, porque no solemos coincidir muchos (para Antonio Gasset la película “Amelie” es basura, y sin embargo a mí me encantó). Así que si juntamos a unos cuantos catadores (de vinos, de libros de ciencia ficción o coleccionistas de mariposas) y cada uno escoge en un área su 10% de no basura, veremos que no suele coincidir y que al final quizá sólo un 10% se queda huérfano de elección. Pero aun así no hagamos de Goebbels con esa parte, porque Van Gogh murió en la miseria y a Gabriel García Márquez le costó publicar su primer libro.

jueves, 7 de agosto de 2008

> La ley de Pareto

La ley o principio de Pareto es uno de los pocos (no así la navaja de Occam o el principio de Hanlon) que tiene escasos detractores. Es claro, sencillo e instintivamente se adapta a nuestra experiencia personal y a casi todos los ámbitos de la vida con un toque de cientifismo reconfortante. El nombre se lo debemos a su descubridor, Vilfredo Federico Dámaso Pareto, un agudo observador italiano que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX.

Una buena descripción me parece aquella que define el principio como “pocos vitales, muchos triviales”, aunque es más popular porque es más gráfica aquélla que lo resume como el principio del 80/20. Algunos ejemplos:

- Invertimos el 20% del esfuerzo para conseguir el 80% del trabajo por hacer. El 20% restante (los ‘detalles’) nos exigen el 80% del esfuerzo.

- El 80% de los días nos ponemos el 20% de la ropa. ¿Merece la pena gastarse mucho dinero para el 80% de la ropa que nos ponemos de tarde en tarde?

- El 80% de la población tiene el 20% de algo valioso (dinero, poder, influencia, etc). El 20% de la población desfruta del 80% restante de una forma cómoda.

- El 80% de las cosas están hechas con el 20% de los materiales.

- El 20% de nuestos clientes nos aportan el 80% de nuestras ganancias. Por si acaso, no renunciemos al restante 80% ni aunque sean muy pesados.

Como ya he empledo el 20% del esfuerzo en escribir lo de más arriba, no voy a invertir un 80% más para ampliar esta información que es suficiente. Sólo añadir que con poco entrenamiento y algo de observación, verán este principio a la vuelta de cada esquina. Y si se lo pueden permitir, sólo con el 20% de su esfuerzo vivirán casi igual de bien o mal.

> Malos y malos

En una reciente entrada del blog de Martín Varsavsky (no lo veo muy interesante, pero me atrae como la luz a una polilla) trataba el tema de palestinos e israelíes con motivo de que el diario El País tenía una postura claramente en contra de estos últimos. No se mojaba mucho Martín Varsavsky porque venía a decir que aquélla es una lucha de malos contra malos, aunque se escora hacia la defensa de Israel (él es judío).

Desde luego me parecieron mucho más interesantes los comentario que personas anónimas añadieron a esta entrada. Hubo alguien tan bien informado que enumeró todas (y son muchas) las resoluciones de la ONU en contra de Israel, y hubo otro que le matizó que estas resoluciones son sólo de la Asamblea y por tanto no de obligado cumplimiento (aunque no dijo que por el veto de EE.UU.). Casi todos criticaban ásperamente a El País (‘panfleto del Gobierno’, ‘antisemita’, ‘mentiroso’). Había un gran encono en la defensa de Israel, aunque por desgracia siempre iban estas ideas en compañía de insultos a los árabes, al Gobierno español y a la defensa de posturas que me parecen nada justificables.

Desde luego estoy con el autor del blog en lo referente a que se trata de una disputa de malos contra malos, de eso no tengo duda. Pero dentro de que ambos han cometido y cometen atrocidades sin número, uno se ve siempre en la necesidad de establecer categorías, incluso entre los malos. Y para mí la desproporción de fuerzas inclina la balanza hacia uno de los lados: unos se inmolan con explosivos en un autobús, los otros lanzan un misil contra un bloque de casas porque creen que allí vive un terrorista; unos tiran piedras al ejército más eficaz del mundo, los otros utilizan esas mismas piedras para romperle las rodillas a un adolescente; los unos, en fin, lloran a treinta muertos por cada uno de los otros.

Referencia: http://spanish.martinvarsavsky.net/espaaa/el-pais-no-sabe-que-hacer-con-el-tema-de-la-guerra-civil-palestina.html

miércoles, 6 de agosto de 2008

> La moral protestante

Cuando hace años, muchos, estudiaba en la universidad las guerras de religión de la Europa de los siglos XVI y XVII, me sorprendió la idea de la salvación que tenían los protestantes en contraste con la católica. No soy ningún experto en el tema, pero en resumen podría decir que los reformadores creen que cada persona se salva sólo por la fe, no por sus actos, y que ésta además es un don divino, no algo que uno alcanza por voluntad propia. La ortodoxia católica de la época pensaba justamente lo contrario, que la salvación viene de nuestros actos (la fe se sobreentiende).

De lo anterior, llevado al extremo, podría deducirse que si alguien, por la gracia de Dios, tiene fe, ya puede hacer de su capa un sayo y echarse el mundo por montera que su salvación está asegurada. A mí esto me producía un gran desasosiego, más que nada porque no podía entender, y no puedo, cómo a alguien que comete villanías se le puede garantizar el cielo sólo por su fe (que además ha recibido casi por suerte).

También de lo anterior podría pensarse que los países de mayoría o tradición protestante son regiones sin una moral de los actos, donde importa más el cómo que el qué. Sin embargo, por experiencia personal aunque ésta sólo me valga a mí, he visto cómo personas de cultura protestante se situaban por encima de la moral de muchos católicos: he escuchado tozudos “porque esto es lo que hay que hacer” frente a acomodaticias actitudes de andar por casa que beneficiaban sobre todo a quien las pronunciaba.

Creo en suma que los católicos son más temperamentales, más flexibles, pero al mismo tiempo más dados al beneficio personal (se nos dan bien las excusas) y por tanto casi todo nos vale, excepto que nos lo digan en la cara (piénsese en la reación católica frente al protestantismo en el siglo XVI). Los protestantes, por su parte, para funcionar necesitan una rígida urdimbre de preceptos a seguir a rajatabla, pero precisamente por eso se garantizan una eficacia de la que los católicos se ríen pero envidian: nadie tiene lo que le falta.

sábado, 2 de agosto de 2008

> Yeida & Yirona

El diccionario de dudas de la Real Academia Española de la Lengua dice respecto al nombre de Gerona que

“Salvo en textos oficiales, donde es preceptivo usar el topónimo catalán [Girona] como único nombre oficial aprobado por las Cortes españolas, en textos escritos en castellano debe emplearse el topónimo castellano.”


Esto sin embargo no es lo que vemos todos los días. En cualquier caso, el precepto de la RAE es desafortunado, porque hace depender el uso de un topónimo no del mayoritario proceder de los hablantes, sino de una norma jurídica basada en criterios políticos.

En la información meteorológica de TVE y CNN+, por ejemplo, siempre se escribe Girona y Lleida. Sus locutores siguen el mismo criterio, y hay que irse a cadenas de radio o televisión afines a la derecha para ver el nombre castellano de ambas provincias catalanas. En aquellos sitios donde se escriben incorrectamente (según la norma de la RAE) estos nombres, es de resaltar que sin embargo escriben Alicante en vez de Alacant, Mahón en vez de Maó o San Sebastián en vez de Donostia. Por no mencionar Londres por London o Estambul por Istanbul.

Esta falta de criterio homogéneo me parece que no es casual, y responde más a un deseo de combatir la mala conciencia y de ser supuestamente moderno que a un intencionado uso del idioma. Como España es un país de facciones y de tantos reinos de taifas y criterios como habitantes, cada cual encontrará injustísima la norma de la RAE y sin embargo muy apropiada la de llamar Girona a Gerona. Por mi parte, para no querdarme atrás en desafueros, propongo escribir Yirona y Yeida, ya que así seguro que sobrepasamos en cool a todos.