miércoles, 1 de junio de 2016

> Por no saber si tengo de quién despedirme

Esto es un mensaje en una botella. No sé quién lo leerá, ni cuándo, ni si lo leerá entero o aburrido pasará a otra página. Sin embargo, lo que parece seguro es que no lo leerá mucha gente. Aun así, está mal irse sin decir adiós.

Empecé hace varios años este blog porque me gustaba decir lo que he dicho. También había un punto de vanidad en esta empresa, y ha ido creciendo esta vanidad hasta convertirse en la razón que me impide seguir. Quizá también influya la astenia primaveral o la pereza que aumenta con los años y que ante cada esfuerzo nos hace preguntarnos ¿para qué?

Agradezco de verdad la lectura a mis seguidores. Quizá sea el medio el que desentona con los mensajes en una botella.

“Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo."

Luis Cernuda

miércoles, 3 de febrero de 2016

> Navidad

He visto en un documental a unos monos de Japón que viven en las montañas. Hace mucho frío, hay nieve por todas partes, y aunque los monos tienen un grueso pelaje tiritan y se estremecen. Las crías sobre todo se llevan la peor parte, y se aferran al cuerpo de sus madres mientras miran por el rabillo del ojo con desolación.

Pero en ese ambiente gélido y mortal los monos han descubierto que se puede estar muy a gusto sumergido en pozas termales. En la imagen los copos de nieve caen constantes y pesados sobre el pelaje de los monos, que entornan los ojos de placer mientras se sumergen hasta el pecho en las pozas. Pero no todos: en el borde de la charca miran ateridos los adultos y las crías de aquellos a los que los otros monos no les permiten bañarse en ese oasis de calor.

No sólo no les importa, sino que su placer no se ve ni interrumpido ni rebajado por la visión de los menesterosos y ateridos congéneres de alrededor. Las crías de los monos potentados chapotean despreocupadas y ajenas a todo, mientras sus padres sólo se preocupan de su propio calor y de no compartirlo con extraños... aunque haya espacio de sobra.

miércoles, 6 de enero de 2016

> Bolsas de la compra

En el supermercado tenemos cuidado en meter los productos congelados en la bolsa isotérmica, los huevos en la parte de arriba para que no se rompan, etc. Cada cosa tiene su lugar, e incluso cuando acomodamos las bolsas en el maletero del coche intentamos que viajen lo mejor posible en su lugar preciso.

Sin embargo hoy he escuchado al locutor en Radio Nacional de España, en el cierre de un informativo, sus peticiones para el nuevo año. Esperaba que este año acabe el drama de los refugiados para evitar tragedias como la del niño Aylan, a punto de olvidarse ya. Sin embargo añadió como segundo deseo no sé qué de que España ganara la Championship. En cinco segundos. Y no, no deberían estar en el mismo párrafo, ni tan siquiera en párrafos contiguos dos asuntos de importancias tan dispares.

Mezclar un deseo con el otro es no querer decir nada, es intentar quedar bien y luego decir realmente lo que te importa, es equiparar la muerte y el sufrimiento de cientos, miles de personas con un partido de fútbol.

Con una frase, llevaba toda la compra revuelta. Toda la mente.