viernes, 21 de octubre de 2011

> Mala memoria, peor sangre

Tengo que reconocer mi ingenuidad, y reconocerla significa contrarrestarla. Sin embargo deberé esforzarme aún más para no sorprenderme en el futuro. Ayer veíamos la obscenidad innecesaria del cadáver de Gadafi fotografiado por un puñado de móviles ansiosos en busca de souvenir. No pongo en duda que fuera un desalmado, un ególatra o un hortera, pero esas imágenes, como otras muchas, no son noticia sino sucia mercancía para hocicarse en ella que alienta lo peor de nosotros.

Ahora todos los gobiernos se felicitan por la caída del dictador y estrechan las manos de los nuevos dirigentes. Hace apenas unos meses todos ellos estrechaban las manos llenas de billetes y de sangre de Gadafi. Las estrechó Sarkozy, Zapatero, el rey Juan Carlos y hasta Obama, y ninguno puso reparos ni se acordó de quién era Gadafi y lo que hacía en Libia o de los 270 muertos del atentado de Lockerbie. Ninguno le negó el saludo.

La petrolera ENI sube en bolsa, las constructoras firman contratos millonarios y los vendedores de armas susurran al oído de los nuevos jefes la importancia de asegurar sus conquistas. La memoria no vale de mucho frente al interés, salvo para hacerse mala sangre.

miércoles, 12 de octubre de 2011

> 20N

Para los que ya tenemos una edad como para no compartir piso, el 20 de noviembre (20N en neolengua) sólo nos recordaba la muerte de Francisco Franco. Hoy, cuando los que mandan son cada vez más jóvenes y se jubilan a los cuarenta, nadie ha hecho el chiste fácil de unir en la misma frase las próximas elecciones generales y el fin del dictador, lo que es de agradecer.

Cualquier elección en una psicomaquia hercúlea, aunque de poco esfuerzo. Llevándolo a un terreno personal, siempre me pregunto a quién votar. Como uno de mis defectos es la ductilidad, veo ventajas en todos los partidos, pero el principal inconveniente es que ninguno me gusta ni me mueve desde la contemplación a la más mínima ilusión.

Para los que me siguen, no creo que haya nada que añadir a lo ya dicho del PSOE y del PP. ¿UPyD? No me puedo fiar de un partido hecho a la imagen de Rosa Díez hasta el punto de hacer del rosa su color corporativo. ¿IU? Para eso hace falta tener ilusión. Si fuera catalán votaría CiU, y no porque esté de acuerdo con su ideario, sino porque tienen las ideas claras y no tienen miedo: cuando todos los perros son iguales, vale más el collar.

Pero qué le vamos a hacer: no soy catalán, sino uno de esos andaluces que llevan las generaciones de hambre pegadas a los huesos con sabor a ajo y que apenas se le entiende cuando habla.

jueves, 6 de octubre de 2011

> Diseño


Puede que haya una razón que se me escape, pero sabiendo como sabemos que no hay que atribuir la mayoría de los males a la maldad sino a la estupidez humana, la costumbre de colocar los bancos públicos de espaldas a la circulación es un error. Quizá es que yo tenga manías de gángster, pero me inquieta no saber quién entra por una puerta de restaurante a la que doy la espalda o no ver venir un coche que se sale de la carretera y se dirige a atropellarme.

Las personas, desde luego, comparten mis temores y son reacias a sentarse en estos bancos salvo que estén muy cansadas o tengan una urgencia (atarse los cordones, reponerse de una taquicardia).

¿Costaba tanto, era tan peligroso, situarlos de cara a la carretera? Tengo ya los años como para recordar cuando se disponían así, y la gente se sentaba a ver pasar los coches y las personas de paseo. Los muchachos comíamos pipas. Hoy apenas verían paseantes, pero sí muchos más coches que antaño; con estos bancos sólo verán ya una pared de roca o la televisión en su casa. Lo mismo da.

sábado, 1 de octubre de 2011

> Viajar en ‘business’

Durante mucho tiempo compartí el asiento de mis viajes en avión con un anuncio en la revista Iberia en el que un triunfador norteamericano aseguraba que “no se tiene lo que uno merece, sino lo que se negocia”. Siempre me cayó mal ese señor que decía estas cosas y que se mostraba en la foto recién duchado y con una sonrisa radiante. Me caía mal porque mi carácter es opuesto y mi avatar mucho más contenido.

Pasados los años, cuando ya no viajo en avión, creo que de obvio ese señor tan lustroso era un filósofo: no existe la justicia, ni en los tribunales ni más allá del dintel de nuestra casa (si me apuran, de nuestro hipotálamo). Así el cuadro, sólo queda desarrollar capacidades de convicción que persuadan a los demás y sazonarlo con una pizca de savoir faire si uno quiere además quedar bien y subir nota.

Los que no se adornan con estos méritos tienen más difícil hacer que la vida trabaje para uno. Pero todo es intentarlo.