martes, 25 de marzo de 2014

> Endogamia

Veo en un debate a Eduardo Serra decir que el objetivo de su generación era europeizar España, y que lo habían conseguido. Los demás contertulios asienten lo que les parece una realidad evidente.

He estado dos días en un pequeño pueblo de Granada. Hacía frío, pero jóvenes muy jóvenes y viejos muy viejos esperaban algo que no pasaba en las puertas de sus casas, unos con el móvil en la mano y otros con el bastón.

No parecían pertenecer a esa imagen que tengo de los europeos; prejuicio, supongo. De hecho no parecían pertenecer a nada que no fuera un pueblo somnoliento y dejado, sin más ilusión que seguir aquí, a la espera.

martes, 11 de marzo de 2014

> Bildu y cierra España, tragicomedia en tres actos

En estos últimos días se ha ejemplificado en Navarra la torpeza, la falta de criterio, la… el vodevil español.

Primera escena. Se levanta el telón y sale la responsable de la Hacienda foral diciendo en sede parlamentaria que la consejera de economía del gobierno navarro le había solicitado trato de favor e información sobre empresas que habían sido clientes de su despacho profesional en el pasado. Quien lo dice y dónde y cómo lo dice en cualquier país civilizado habrían provocado la dimisión de la consejera, si no por culpabilidad al menos por higiene. Pues no, no sólo no dimite sino que tampoco la presidenta navarra la cesa, con lo que une su destino al de la sospechosa consejera. Hay una comisión parlamentaria que concluye, por la aritmética de escaños que no necesariamente por la verdad, que sí, que la consejera usaba su cargo para fines privados.

Segunda escena. El presidente del mayor grupo de la oposición, el PSOE, dice que va a presentar una moción de censura contra la presidenta y así adelantar las elecciones. Para ello tendría que votar lo mismo que Bildu, al que todos tachan de continuador político de ETA. La dirección nacional del PSOE les prohíbe a los navarros presentar la moción, no porque estén en contra de la medida, sino porque no quieren que el PP les eche en cara que han votado lo mismo que los apestados de Bildu. Los navarros se tragan sus propias palabras, conservan sus cargos, y acatan las órdenes recibidas.

Tercera escena. La presidenta Navarra sale en televisión muy contenta. El foco ya no está en su presuntamente corrupta consejera, sino en el papelón que ha hecho la oposición. Ella conserva el cargo, su consejera también, y aquí no ha pasado nada. Cae el telón.

A estas alturas de la función el público asiste somnoliento al triste espectáculo tantas veces repetido, con otras caras, con otras máscaras. Nadie aplaude. El autor se siente en la necesidad de explicar dónde está el chiste mayor, así que se vuelve a levantar el telón y alguien sale y explica que los de Bildu no están ahí sólo porque ellos quieran, sino porque miles de navarros con los mismos derechos y obligaciones que el resto les han votado para que estén y les representen. Además explica que los tribunales en varias instancias han sentenciado que son un partido legal, y que su ideario, nos guste o no, cumple con las leyes. Cualquier persona amante de la justicia y demócrata, y que además tiene una responsabilidad política, dejaría aparcados sus prejuicios y se sentaría con ellos y con los demás porque es su obligación. Y si coinciden en una votación, alabado sea el señor, y no que por no coincidir hago lo que no quiero hacer ni mi decencia me impide. Así es como se pierde la responsabilidad, el criterio, la democracia y la conciencia. Fin de la función.

El público dice ‘Ah’, se levanta de sus butacas y se vacía el teatro con la impresión de que ya han visto esa representación.

jueves, 6 de marzo de 2014

> Quién necesita la ficción (y 2)

Se puede pensar que es una licencia poética, una forma inocente de encontrar un chascarrillo para hacer un artículo. Sin embargo, no lo es.

Estuvo toda la noche lloviendo fuerte, después de varias semanas, varios meses, en los que más ha llovido que salido el sol. El río, habitualmente seco, venía con agua tintada de barro. No fue preciso contratar ningún espectáculo adicional para que por la mañana decenas de personas acompañadas de sus hijos bajaran en coche a la orilla del río a extasiarse con el espectáculo (recuerden: sólo era un río con agua). Los niños faltaron al colegio, los padres que aún trabajan pusieron alguna excusa, los parados dijeron que mejor ahí que en el bar (saludos a Durán i Lleida).

Pensemos por qué un río con agua pasa a ser un espectáculo tan popular. El río es un epifenómeno.