martes, 30 de diciembre de 2014

> "Feliz Navidad, feliz 2015, feliz era del Self"

Un banco me ha felicitado con un correo electrónico así titulado. Me aburren las tradicionales felicitaciones de navidad, pero ésta es causa de una pequeña reflexión hoy que hace frío ahí afuera.

En efecto, vivimos en la era del 'self'. Los teléfonos y las cámaras se adaptan para hacer 'selfies', en Ikea los muebles los montas tú, en McDonald's te sirves la comida, en Carrefour te despachas la compra, en las gasolineras te echas del surtidor, y en Leroy Merlin... todo.

Luego nos extrañaremos de que haya tanto paro y de que los ricos sean cada vez más ricos. En las pocas gasolineras que tienen empleados la gasolina no es más cara, en McDonals's el McMenú sí es más caro que cualquier menú de diario de un restaurante popular donde el camarero te pide la comanda y te la sirve en la mesa con mantel de papel.

Muchas cosas que antes mandábamos hacer, ahora las hacemos nosotros, desde montar una cocina hasta ver cine en casa. En Japón, hasta el sexo es cada vez más 'self'. Bienvenido a la república independiente de tu yo.

viernes, 26 de diciembre de 2014

> Piebús

Tengo hijos pequeños y saludé con esperanza que el ayuntamiento destinara parte de sus presupuestos a fomentar hábitos saludables en los niños.

Pero nada más lejos de la realidad: el dinero en realidad viene de fondos europeos. El municipio sólo tuvo que sacar a concurso las ideas que otros tuvieron en Bruselas. Y luego me llaman pesimista.

La gran mayoría de los niños llegan al colegio en coche. Con el patrocinio europeo, los padres dejan a los hijos en un lugar convenido a unos quinientos metros del colegio, donde les esperan monitores para ir andando a la escuela. Es gratuito para todos, menos para los monitores, que cobran. La iniciativa está abierta a todos los niños del colegio, digamos unos trescientos: hacen el camino a pie siete, la mayoría hermanos, acompañados por los cinco monitores.

Los que ya tenemos una edad como para no compartir piso recordamos cómo íbamos al colegio de niños. Mis padres tenían afición a buscar casa en lugares a trasmano de todo, y mis colegios nunca estuvieron cerca, más bien lejísimos. Desde los seis años iba y venía caminando cuatro veces al día, hiciera frío, lluvia o calor. Recuerdo la sensación de los pies mojados toda la mañana en clase, pero también la afición a andar que pasados los años me animó a recorrer a pie caminos y ciudades aunque hubiese alternativas más cómodas.

Debe ser que me vuelvo viejo, porque el mundo ha cambiado mucho. Como en este caso, donde es exotismo lo que era habitual.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

> Qué es esto

Puede parecer una cárcel, o un centro de internamiento. Puede ser un lugar custodiado donde se guardan mercancías valiosas. También estas vallas con refuerzos de alambre podrían separarnos de bestias peligrosas.

Sin embargo, se trata de un colegio en un barrio de clase media. ¿Por qué, entonces, estas vallas?

Las madres se acercaban a ellas y les decían cosas a los hijos, les pasaban paquetes envueltos en papel albal; desconocidos se acercaban desinteresados y también pasaban pequeños objetos de color plata. Otros, decían cosas, o las escuchaban, suponemos.

A las puertas del colegio, a la entrada y a la salida de clase, una pareja de guardias municipales armados se hacen notar con sus chalecos reflectantes.