lunes, 31 de mayo de 2010

< Con palabras: Lo que veremos antes de morir

Hoy casi todos morimos en un hospital. Morir en casa es mucha mala suerte, porque significa que no llegaron a tiempo (siempre acaban llegando). Morir en un accidente también es mala suerte, sobre todo porque se suele ser joven.

Esto es lo que se ve desde la séptima planta de un hospital cualquiera. Aparcamientos, un anodino bloque de pisos, una ronda de circunvalación y una triste puesta de sol. No suena a una bella imagen para ser la última que nos vamos a llevar de este mundo, aunque las haya peores.

viernes, 28 de mayo de 2010

> La discriminación positiva

Amables lectores, con motivo de un artículo anterior se preguntan qué tengo yo en contra de la discriminación positiva. Resumamos para los que tienen prisa: todo.

Si por discriminación positiva se entiende tratar de compensar la histórica injusticia cometida contra las mujeres primando ahora como un mérito superior el hecho de ser mujer a ser hombre, se me ocurren, sin ánimo de ser exhaustivo, los siguientes argumentos:

Una injusticia no se quita con otra. El valor de un hombre o de una mujer debería basarse en su mérito concreto, no en su sexo, salvo que se quiera primar la mediocridad, la injusticia y el agradecimiento servil.

La justicia y las reparaciones hay que hacerlas sobre las personas afectadas, no sobre los colectivos genéricos. Las mujeres sobre las que se han cometido atropellos deben tener una reparación, pero no una mujer sobre la que no se ha comprobado ninguna injusticia basándose en que ambas, la que sí y la que no, tienen el mismo sexo.

Una razón personal: soy varón y creo que discriminarme por serlo está tan mal como discriminar a una mujer por lo mismo.

En la expresión ‘discriminación positiva’ la palabra ‘discriminación’ es el sustantivo y ‘positiva’ el adjetivo. No conviene olvidarlo, porque el lenguaje está para algo. O debería.

miércoles, 26 de mayo de 2010

> Los cálculos del presidente

Esta mañana el presidente del gobierno ha dicho en el parlamento que está pensando crear un nuevo impuesto para los más ricos, pero que este impuesto no afectará al “99’9 por ciento largo” de los contribuyentes.

Hagamos un sencillo cálculo. Por eliminación, si el nuevo impuesto no va a afectar al 99’9% de los contribuyentes, afectará, como mucho, al 0’1%. Regalémosle al presidente la coletilla de “largo”. Según la página web de Moncloa, este año se esperan diecinueve millones y medio de declaraciones. De ahí necesariamente se deduce que el nuevo impuesto afectará a… ¡19.500 contribuyentes!

Aparte de la opinión sobre el nuevo impuesto, ¿por qué será que el rápido cálculo del presidente no me deja más tranquilo pese a estar seguro de no encontrarme entre los afectados que dice?


Referencia:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Zapatero/recupera/tributo/ricos/sera/aprobado/semanas/elpepuesp/20100526elpepunac_1/Tes
http://www.la-moncloa.es/ServiciosdePrensa/NotasPrensa/MINECO/_2010/ntpr20100429_Renta.htm

martes, 25 de mayo de 2010

> Tú también puedes ser presidente

Hace unos días ojeaba en televisión un triste programa llamado “Cántame cómo pasó: el musical” presentado por Anne Igartiburu. Gente de la calle, previamente seleccionada, interpreta una canción de cuando éramos niños y un jurado le da consejos y los puntúa. En el rato que lo estuve viendo advertí que el jurado que se permitía aconsejar a los aspirantes a cantante estaba compuesto por un muchacho (Daniel Diges) que va a Eurovisión para representar a España y que antes no conocía de nada y por Lluvia (sic) Rojo, joven actriz que sólo recuerdo haber visto en una serie de televisión, aunque hablaba como si fuera el Papa de Roma.

No tengo nada en contra de estas dos personas, pero creo que para ser jurado hace falta algo más, tanto por lo que representa como por el poder que te otorga de encumbrar o hundir la vida profesional (y no sólo) de alguien. La experiencia y el conocimiento no sólo no están valoradas, sino que representan un lastre porque aburren: es más fácil que un mono sea un juez que un catedrático de música.

El problema, general, es cuando esto no ocurre en un plató de televisión, sino en un ministerio, la dirección de un partido o en la junta de jefes de estado mayor: fíjense cuánto acné y cuanta tontería. Y así vamos, pero menos mal que tenemos buen tiempo, paella y equipos de fútbol.

sábado, 22 de mayo de 2010

> Clítoris en el BOE

Pulsando hipervínculos (léase links) por aquí y por allá he visto un comentario sobre subvenciones varias que el Ministerio de Igualdad concedió para que se realicen diferentes estudios de investigación en universidades. Estas subvenciones, y sus títulos, aparecen en el BOE, y entre la sobria solemnidad de esta publicación no pasan desapercibidos.

Lo primero que sorprende es que un ministerio de igualdad conceda veintidós subvenciones a personal investigador y sólo una sea a un varón. Debe ser casualidad o discriminación positiva, tanto da (una mancha de mora con otra verde se quita).

El que más ha llamado la atención en la prensa de derechas como ejemplo de despilfarro y guarrería (¡en el BOE!) es uno que se llama “Elaboración de un Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clitoris y Labios Menores; aplicación en Genitoplastia”. A éste le han correspondido más de veintiséis mil euros del ala. A mí sin embargo no me parece tan mal, porque observo que se aplicará en genitoplastia, a fin de cuentas medicina. Lo que me molesta es que todos los sustantivos los escriban en mayúsculas, como en alemán, y que se hayan olvidado de la tilde en ‘clítoris’. Deberían conceder otra subvención para investigarlo o para aprender a escribir.

Aunque todos tienen mucho sabor y les invito a que los lean en esa turbamulta de euros, esclavas negras y proyecciones, hay uno que me ha llegado al alma (es un decir). Responde al nombre de “Topografías domésticas en el imaginario femenino. Una visión comparativa, transnacional y hemisférica”, al que sin duda injustamente le han correspondido sólo quince mil euros. Deberían haberle dado más, aunque sólo fuera por el título dadaísta y por el mérito, no menor, de no tener ninguna falta de ortografía en su título.

¿Quién leerá estas publicaciones que nadie más patrocina salvo un ministerio por discriminación sexual? ¿El estado está para esto, o deberían ser las universidades quienes distribuyeran racionalmente el esfuerzo investigador de su personal? Qué más da.


Referencia:
http://www.boe.es/boe/dias/2010/02/16/pdfs/BOE-A-2010-2562.pdf

jueves, 20 de mayo de 2010

> Soy español (2)

Es curioso observar que los que tienen clara la idea de España y la veneran, nunca son personas dubitativas, calladas ni reflexivas. Más bien al contrario: los que presumen de su país y llevan una bandera en la hebilla del reloj siempre son proactivos y dinámicos, desbordantes de actividad, claridad y optimismo. Cuando se duchan, se dejan el pelo mojado.

Los que piensan que ser español es una circunstancia aleatoria que poco tiene que ver con la dicha sino, si acaso, con la resignación, suelen tener un carácter más hipocondríaco, pasivo e indeciso. Cuando se duchan, utilizan el secador a placer.

Los que ni se lo plantean pertenecen por norma al primer grupo, por lo menos a ratos, pero cuando se duchan si acaso se secan el pelo con una toalla.

miércoles, 19 de mayo de 2010

> Reseña: ‘El gatopardo’, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa

La novela “El gatopardo” es la historia no continua del príncipe Fabrizio, desde la época en que su poder empieza a declinar y que coincide con la unificación italiana a mediados del siglo XIX, hasta su muerte. Un relato en parte costumbrista, pero sobre todo una descripción de un noble de Sicilia del viejo régimen que ve tranquilo y consciente cómo su mundo cambia promovido por el cambio político de la unificación y que no hace nada por modificar este curso de acontecimientos.

Maravilloso el capítulo que describe la muerte del príncipe, porque es donde nos reconocemos todos.

lunes, 17 de mayo de 2010

> Soy español (1)

Soy español porque no puedo ser otra cosa.

Hubiera querido se francés, pero no me decidí porque aunque tienen muchas virtudes al final siempre acabas empachado. Belga, ni pensarlo, porque tienen fama de no lavarse nunca. Italiano, poco serio. Alemán no, porque pensaría que tendría que ir por todos lados pidiendo perdón o conduciendo un tanque. Inglés… inglés podía ser, pero no me gusta la cerveza caliente ni las fustas ni los mostachos. Griego sería una opción, pero salen demasiado en la sección de anuncios breves de los periódicos y falsifican las estadísticas para que les quieran… De Dinamarca para arriba, nanay del frío que hace y de las novelas que escribía Larsson. Del Oder hacia la derecha, o tienen un alfabeto raro, o son monaguillos (¡qué peligro!) o corren el riesgo de amanecer convertidos en cucarachas. De Portugal nada, que me rayan las toallas.

viernes, 14 de mayo de 2010

> ¿Por qué?

El presidente del gobierno de España (las mayúsculas hay que ganárselas) ha comparecido en el parlamento para informar de la urgente aplicación de nuevas medidas para atajar la crisis económicas. Ya he perdido la cuenta de cuantos ‘paquetes anticrisis’ se han presentado a estas alturas de la película. Todo el mundo pensaba que este anuncio iba a ser como los anteriores (que si unas bombillitas, que si unos grados menos en el aire acondicionado), pero esta vez ha sorprendido por la contundencia (dicen que al dictado de Angela Merkel y Obama).

Estoy seguro que estas nuevas medidas no son de su agrado, porque se desdice con ellas de lo que ha estado presumiendo desde que asumió el cargo y, sobre todo, porque ninguna de las acciones va dirigida hacia los que más tienen, algo difícil de justificar para quien luce el emblema de ser de izquierdas.

Los ricos, por simplificar, nunca le han votado. ¿Por qué, por tanto y aunque sólo fuera por razones estéticas, no les ha aumentado los impuestos o les ha exigido una contribución mayor al esfuerzo conjunto para salir de la crisis? ¿Por qué no ha condicionado la aplicación de estas medidas (rebajas en las pensiones, rebajas en los salarios de empleados públicos) a conseguir aumentos en otras partidas, como la lucha contra el gigantesco fraude fiscal o a la Seguridad Social? ¿Por qué no ha mostrado alguna zanahoria (quizá el conejo se la comió antes de que lo sacaran de la chistera)? ¿Por qué a los mercados le duró la alegría un solo día? ¿Por qué Félix de Azúa está cansado (gracias Arcadi)?

¿Por qué nadie ve una alternativa no ya creíble, sino posible?: original o copia, pero lo mismo.

> El juicio

La mayoría de los juicios en España son públicos, por lo que ofrecen un pequeño espectáculo gratuito pero desaprovechado por la mayoría de nosotros, salvo que nos obliguen a asistir.

El tribunal lo compone el juez, los dos abogados de las partes, los dos procuradores y un secretario que mira imperturbable la pantalla de un ordenador no visible desde la sala. También hay un alguacil que pide los carnés a los comparecientes y ajusta la altura del micrófono.

En la platea están los demandados, los acusadores y los oyentes. Los testigos y peritos esperan fuera a que les llame el alguacil.

El juez no suele levantar la vista de su cuaderno de notas, que rellena como un poseso, se supone que con lo que escucha. Nunca pregunta nada, pero sí corta en seco las intervenciones largas o las preguntas repetidas: quiere acabar pronto, quizá tenga ya la sentencia redactada en una plantilla de Word. Los abogados sí trabajan, pero algunos de ellos dan tantos bandazos y titubean tanto que a sus desprotegidos clientes les da vergüenza que se preparen tan mal los casos, pero es lo que hay. Los procuradores no hacen absolutamente nada y dirigen su mirada de enamorado, perdida hace ya varios años, a cualquier rincón del escenario.

Si han asistido a un juicio puede que hayan salido como yo, desesperanzados de la naturaleza humana. No sólo las personas mienten de forma vergonzosa aunque hayan jurado decir la verdad, sino que todo el procedimiento apunta al seguimiento de unas normas y no al esclarecimiento de la verdad y al resarcimiento de los afectados.

Un juicio es como un teatrillo, incluso por el vestuario. Cada cual va con su papel aprendido y lo representa mejor o peor. Hay muchos personajes que no hacen nada, pero que están en nómina. Hay buenos y malos personajes. Y al final queda visto para sentencia, pero uno se queda siempre con la duda de si alguien realmente se habrá enterado de lo que se trataba allí.

Su santo patrón debería ser Pilatos cuando dijo “¿qué es la verdad?”.

domingo, 9 de mayo de 2010

> Victoria española en el Reino Unido

La comparecencia de David Cameron, candidato del partido conservador británico, cuando se confirmó su triunfo (aunque no total) en las pasadas elecciones del día seis, fue ejemplar. Sin embargo, cuando dijo lo que había ido a decir, en vez de pasar el turno a los periodistas para aclarar las dudas que tuvieran, dijo que lo sentía mucho pero que tenía “cosas más urgentes de las que ocuparse”, y se fue directo sin pestañear hacia una puerta lateral providencialmente abierta por un colaborador. Como no creo que las cosas más urgentes a las que se refería el señor Cameron tengan nada que ver con ir al baño, pienso que su actitud es inaceptable.

Aquí ya estamos acostumbrados a que nuestros políticos nos traten como comparsas necesarias y no respondan a las preguntas de periodistas dóciles, o que respondan lo que les da la gana en el mejor de los casos. Pero en el Reino Unido esto no pasaba. Ojalá me equivoque y sólo sea una coyuntura de retortijones en el estómago y no una muestra sistémica de lo que será la política británica.

La crisis griega parece que se contagia a Italia, España y Portugal. A lo peor nuestra forma de hacer política también se contagia allende nuestras fronteras.

En Portugal, un diputado socialista enfadado con sus entrevistadores se levantó, cogió las grabadoras y se marchó. Veremos más: es un recurso atractivo cuando se lo conoce.


Referencias:
http://www.libertaddigital.com/mundo/cameron-realiza-una-oferta-abierta-a-los-liberales-para-formar-gobierno-1276392124/

http://www.elpais.com/articulo/internacional/diputado/portugues/interrumpe/entrevista/lleva/grabadoras/elpepuint/20100507elpepuint_16/Tes

sábado, 8 de mayo de 2010

> La pareja perjudica la lectura

En el artículo que referencio más abajo se puede leer que las personas con obligaciones familiares leen menos que los que no las tienen. Pero ¿la vida en pareja perjudica sólo a la lectura? Si llevan más de un tiempo prudencial (jaja) casados, me entenderán.

Vivir en pareja, y con niños más, es como vivir en el campo: siempre hay cosas que hacer. Tanto lo uno como lo otro son opciones que uno toma con libertad, pero las tomamos en un momento y sin embargo duran toda la vida. No me dirán que uno se alegra cuando va a tumbarse en la hamaca debajo del olivo y resulta que tiene que posponerlo para otro día porque hay que arreglar el riego. A ese tipo de inconvenientes nos referimos los contemplativos. Pues eso: que la vida en el campo y el matrimonio tienen sus tributos que da pereza pagar.

De hecho, pocos escritores o científicos entregados a su obra tienen una relación de pareja estrecha y llevan a los niños al parque los domingos. Y tampoco viven en el campo, o tienen jardinero.

Claro que también el matrimonio y la vida en el campo tienen muchas ventajas, pero esas las dejo para otro día (jaja).


Referencia:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Quiero/leo/elpepucul/20100120elpepicul_6/Tes

miércoles, 5 de mayo de 2010

> Moving La Coruña

No es una broma, ni una metáfora ni tan siquiera una invención.

Llamé a una empresa de mensajería (dato importante) para enviar un paquete a La Coruña. Me atendió María, que sin conocerme de nada me tuteó desde el principio. Me dijo que el código postal que yo le decía no existía, que lo comprobara y llamara más tarde.

En la página web de Correos ese código postal existía y se correspondía con el centro de La Coruña. Volví a llamar, y ella insistió en que ese código su sistema no lo daba por válido. Aunque no lo crean, durante cinco minutos intenté convencerla de que ocurría algún error en su sistema porque ella insistía en que todo funcionaba bien y que el error estaba en el código. En un momento dijo algo de Barcelona. ¿Barcelona?, ¿quién estaba hablando de Barcelona? Pues claro, estoy buscando y no me aparece La Coruña en Barcelona. ¿Cómo? La Coruña está en Galicia. ¿En Galicia? Ja, ja: ¿cómo va a estar en Galicia? Está en Barcelona. Ga-li-ci-a: está en Galicia y es una provincia y una capital, no un pueblo de Barcelona. ¿Está seguro? Sí. Oye, Susana, aquí un hombre que dice que La Coruña está en Galicia, ¿sabes algo de eso?

Como todo horror tiene un terror, lo peor fue que cuando la chica le preguntó a la compañera dónde estaba La Coruña y por fin se enteró, siguió la conversación como si tal cosa, con la imperturbabilidad propia de Mario Bros.

¿Hay en España más de cuatro millones y medio de parados? A lo peor los parados son un epifenómeno.

domingo, 2 de mayo de 2010

> Fingir

Uno se acostumbra al fingimiento. Puede empezar cuando niño fingiendo estar enfermo para no ir al colegio. Como suele dar buen resultado, ya se guarda uno este recurso para cuando no tiene otras razones para la comodidad.

De mayor uno puede fingir simpatía para con el jefe, y esto le reportará ascensos y autoridad, y ya de ahí se puede lanzar a un fingimiento total de la vida, a ser otra cosa siempre (salvo cuando, ya despierto, aún no se ha levantado de la cama). Es un actor ante los padres, los hijos, la pareja, los compañeros del trabajo, y es algo que le reporta beneficios o, al menos, tranquilidad (un gran beneficio, sin duda). Al poco tiempo ya no es nadie por sí mismo, sino en función de los demás. Es un payaso, quizá, que nunca se limpia los coloretes después de la función.

Ay, pero no lo hace quien quiere, sino quien puede.