En el artículo que referencio más abajo se puede leer que las personas con obligaciones familiares leen menos que los que no las tienen. Pero ¿la vida en pareja perjudica sólo a la lectura? Si llevan más de un tiempo prudencial (jaja) casados, me entenderán.
Vivir en pareja, y con niños más, es como vivir en el campo: siempre hay cosas que hacer. Tanto lo uno como lo otro son opciones que uno toma con libertad, pero las tomamos en un momento y sin embargo duran toda la vida. No me dirán que uno se alegra cuando va a tumbarse en la hamaca debajo del olivo y resulta que tiene que posponerlo para otro día porque hay que arreglar el riego. A ese tipo de inconvenientes nos referimos los contemplativos. Pues eso: que la vida en el campo y el matrimonio tienen sus tributos que da pereza pagar.
De hecho, pocos escritores o científicos entregados a su obra tienen una relación de pareja estrecha y llevan a los niños al parque los domingos. Y tampoco viven en el campo, o tienen jardinero.
Claro que también el matrimonio y la vida en el campo tienen muchas ventajas, pero esas las dejo para otro día (jaja).
Referencia:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Quiero/leo/elpepucul/20100120elpepicul_6/Tes
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