sábado, 31 de enero de 2009

> Sobre una gallina que vino a morir a mi puerta

Ya he hablado en alguna otra ocasión sobre las gallinas que tenía. Y digo tenía porque la última que nos quedaba apareció agonizante en nuestra puerta esta mañana. Un zorro había entrado por la noche y se había dedicado a mutilarla, pero dejándola con vida. Parece que ésa es la relación de los zorros y las gallinas, porque una semana antes hizo lo mismo con otra que teníamos.

El caso es que estas gallinas tenían un corral que hice con mucho esfuerzo. El esfuerzo lo hice, pero las desagradecidas aprendieron a saltar los dos metros de la valla para picotear inciertamente por toda la finca en vez de conformarse con el regular pienso que les daba a diario. Podía haberlas encerrado en su jaula, podía haberles trabado las patas o las alas, y ahora estarían las dos vivas. Pero preferí (y ellas prefirieron, aunque no lo supieran) la libertad. Ahora están muertas.

Es la eterna duda entre seguridad y libertad, entre obligar o asumir. Si hubieran sido mis hijos no hubiera dudado, pero eran sólo gallinas. La conclusión que saco es que solemos elegir la libertad ajena, que nos es más reconfortante, cuando nos importa menos.

Lo triste fue que la gallina se acordó de agonizar junto a la puerta, cuando antes nunca nos había hecho caso, y que mi inexperiencia le costó diez minutos de sangrienta y gratuita agonía.

viernes, 30 de enero de 2009

> ¡Noticia bomba!

Supongo que es algo anecdótico por las circunstancias y la relevancia del cargo, pero leo hoy en la prensa que el Ministerio de Medio Ambiente (y un largo, políticamente correcto e incompleto etcétera) va a destituir a Adrián Baltanás, presidente de Acuamed, por los retrasos en la ejecución del plan de desaladoras (a nadie echan por una nimiedad como ésta, en realidad seguro que lo largan por no haberse terminado la sopa).

No pude creerlo. No creí que viviría una destitución antes de morir, aquí, en España, donde nadie dimite ni a nadie lo cesan, donde nunca cambia realmente nada. Pero la vida sorprende con estos pequeños placeres.

La bolsa baja, el sol luce, los almendros empiezan a florecer en Almogía. Un nuevo horizonte se empieza a “visibilizar” a lo lejos. Es viernes y quieren que disfrutemos del fin de semana.


Referencia: http://www.elpais.com/articulo/espana/Destituido/responsable/plan/desaladoras/retraso/obras/elpepuesp/20090130elpepinac_16/Tes

Notas de interés:
http://www.elconfidencial.com/noticias/noticia_5902.asp
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=145954

jueves, 29 de enero de 2009

> De mujeres no (esta vez)

Soraya (Sáenz de Santamaría) salía fotografiada en el dominical de “El Mundo” como femme fatale. Chacón (Carme) vestía pantalón y esmoquin muy modernos el día de la Pascua Militar ante el Rey. Las ministras (de Zapatero) lucieron moda española en Moncloa para la revista “Vogue”.

Los políticos varones no han tenido estas exposiciones mediáticas (si acaso Fraga en Palomares, y era por una buena causa). Si Rubalcaba posara con ropa de Jean Paul Gaultier (no hagan el esfuerzo de imaginarlo si estiman en algo lo que han comido esta mañana), se diría lo mismo de él que de Soraya, Chacón o “las chicas” de ZP, y desde luego nadie se lo tomaría en serio. Es lo que tiene el mundo, nos miden por nuestros actos menos brillantes. Si alguien no quiere pasar por frívolo, que no lo aparente, y menos en tiempos de crisis, que la envidia es la tiña nacional.

Nadie considera banal a Hillary Clinton, Angela Merkel o Margaret Thatcher, pero sí a Paris Hilton, Belén Esteban o Ana Obregón. Nadie considera banal a Barack Obama, Gordon Brown o Helmut Kohl, pero sí a Alfredo Urdaci, Dinio o Paco Clavel. No es cuestión de hombres y mujeres, es una cuestión de personas.

Por cierto, la ministra Bibian@ Aíd@, en su personal esfuerzo por limpiar la Academia y el cerebro, habla de “visibilizar” (sic) no sé qué cosas. Cuidado, máxima prudencia.


Referencia: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Nadie/hablaria/fueramos/hombres/elpepusoc/20090120elpepisoc_1/Tes

martes, 27 de enero de 2009

> Tengo una respuesta para mí

Anoche vi la intervención de Zapatero en televisión medio oculto por las sábanas de la cama. Para estas cosas soy muy vergonzoso, para ver cómo alguien no lo sabe hacer pero persevera en su idea pese a las circunstancias desfavorables. Zapatero no es un buen orador, no sabe trasmitir entusiasmo ni eficacia (sí, acaso, honestidad), pero tenía la obligación de ir y fue, aunque salió con más pena que gloria. Quería contentar a todo el mundo, dar esperanza, estimular, pero consiguió aburrir, repetir lo sabido y hacer que los españoles cifremos en el paso del tiempo la solución a la crisis.

De los políticos que han pasado por el programa me gustaron especialmente dos, Carod-Rovira y Duran i Lleida, porque fueron a exponer sus ideas y no dudaron en enfrentarlas a las del público cuando no coincidían. Uno puede estar de acuerdo o en discrepancia con ellos, pero les tiene que reconocer valor e ideas claras. No así el Presidente, al menos ante el público.

Una persona le instó a no exportar armas, ¿mandaría él al paro a las personas que trabajan en esas fábricas? Yo no. Otro le reprochó que ganara 80.000 euros, ¿debería cobrar lo que un administrativo el Presidente del Gobierno de España? Uno le dijo que por qué no utilizaban coches oficiales fabricados en España, ¿hay alguna empresa que fabrique coches de representación en nuestro país? (igual es por algo). Otros, en fin, le dijeron al Presidente que les diera trabajo porque lo habían perdido con la crisis. El Presidente no está para darles a ellos trabajo ni para dárselo a nadie, sino para promover las medidas que faciliten que haya trabajo para la mayoría de las personas. Si estos señores quieren vivir del Estado, que se preparen y aprueben unas oposiciones, y si no les apetece, que se busquen la vida por ellos mismos, que son adultos y en pleno uso (se supone) de sus facultades. Si fracasan, ya vendrá el Estado en su auxilio para que no pasen hambre ni enfermedad (y otras cosas), que ése sí puede ser el papel del Estado. Con todos ellos, sin embargo, Zapatero contemporizó, y los dejó a todos insatisfechos. Y a mí medio oculto por las sábanas de la cama.

> Incomprensibles: los mosaicos

Qué duda cabe que los mosaicos son bellos y llaman nuestra atención si están bien compuestos y ejecutados. Sin embargo parece algo extraño componer figuras con trocitos de materiales deshechos a propósito.

Hace unos días contemplaba uno de más de diez metros cuadrados hecho con teselas de azulejos mordidas con tenazas. Eran miles de piezas pegadas sobre un tablero. El caso es que para expresar lo que el artesano representaba le hubiera sido más fácil pintarlo, con lo que hubiera conseguido colores más variados y precisos a su antojo. Sin embargo se decidió por el mosaico, por invertir no sólo destreza en la ejecución, sino infinitas horas de trabajo.

Los mosaicos nos admiran no por lo que muestran, no tanto por la pericia de la representación, sino por el tiempo y la paciencia que estimamos hay entre sus teselas. El que encarga un mosaico no está comprando sólo una artesanía (hay otras técnicas) sino el tiempo de una persona, su paciencia y su minuciosidad. De alguna forma está comprándole la vida.

domingo, 25 de enero de 2009

> “Vargas Llosa, supongo”

En el dominical del día 11 de “El País” escribía Vargas Llosa un largo artículo sobre el horror que vive el Congo. No voy a comentar nada sobre el texto del reportaje, que podría haber firmado cualquier otro que no fuera este famoso escritor, sino sobre las fotos que lo acompañan.

Supongo que llegar a zonas apartadas donde se hacinan refugiados hambrientos, donde no hay ni agua, donde la vida depende del humor de unos tipos con traje militar, no debe ser ni fácil ni limpio. En una de las fotos, sin embargo, en medio de aquella pesadilla húmeda pero sedienta de color de laterita podemos ver las fotos de un apuesto escritor con la raya más recta que un peine pueda hacer y una barba obligada de tres días. Cruza los brazos sobre una oronda barriga que ensancha feamente sus pantalones vaqueros. Viste una fina camisa de rayas, la obligada guerrera de explorador y un sombrero verde impoluto que parece recién sacado de una tienda del Coronel Tapiocca.

Pero lo que más me llama la atención es otra foto en la que observa interesado lo que le dice un grupo de refugiados mientras toma notas en un cuaderno. La tapa del cuaderno es de motivos étnicos, de las que valen un dinero porque están hechas en buen papel. Para ir allí no podía usar un cuaderno normal, de esos que compramos con espiral y hojas de cuadrícula. El contenido era la forma.

viernes, 23 de enero de 2009

> Apuntes de un curso de FPO

La pasada semana he tenido ocasión de asistir a un curso de alfarería, pagado (muy generosamente) con fondos europeos que gestiona la Junta de Andalucía para la promoción del empleo.

Son cinco horas por las tardes. El primer día limpiamos las mesas, repartieron la mitad del material (un cuaderno, una carpeta y dos bolígrafos) y nos dijeron que nos podíamos ir a casa, que ya al día siguiente empezaríamos con el temario.

Al día siguiente, como lo prometido es deuda, comenzamos: qué es un círculo, un cuadrado, un triángulo, un rectángulo, los poliedros básicos (hasta seis lados), la regla, el cartabón y la escuadra. Éste fue el contenido de las tres primeras horas; luego, nos podíamos ir a casa.

Al tercer día, como el profesor tenía que hacer unas fotocopias en la otra punta del pueblo, nos puso a dibujar tres vasijas de barro. Cuando llegó, trazamos un cubo, una pirámide, un prisma, un cono y un cilindro. Luego nos podíamos ir a casa.

En el curso estábamos tres licenciados, una enfermera, una jubilada (sic), una niña deficiente mental (sic), un chico en educación de adultos, un ama de casa y un guardia de seguridad.

Los inspectores de la Junta avisan previamente antes de cada visita, con lo que nunca se encuentran lo que no quieren ver.

Dos personas que faltaron el segundo día no se ruborizaron en firmar la asistencia al día siguiente para que no constara su ausencia (a las tres faltas mensuales se supone que te echan).

Si por causas naturales no hay suficientes participantes que justifiquen la impartición del curso, los promotores no por ello van a dejar de obtener su pingüe beneficio: el profesor tiene dos sobrinas en la recámara para apuntarlas, tres alumnos del curso anterior se apuntan para justificar los trabajos particulares que están haciendo allí con material público, la concejala de cultura (IU) puede hablar con éste y con aquél para que se apunten a cambio de que… etc.

Los promotores de estos cursos literalmente se forran con dinero público, el profesor gana también una generosa nómina, el ayuntamiento mete bajo cuerda a varios vecinos (la jubilada, la niña) y se ahorra un centro social de día y consigue varios votos agradecidos, las personas aburridas tienen un sitio donde ir a charlar y a hacer manualidades.

Todos parecen ganar, excepto los que íbamos realmente a aprender alfarería, que éramos tres y que nos dimos de baja al cuarto día. En esto se gasta el dinero público, que como no es de nadie en particular corre a raudales hacia los sumideros de los aprovechados.

jueves, 22 de enero de 2009

> ¡Valor, no dinero!

Me ha llamado la atención una circunstancia referida a Timothy Geithner antes de ser ratificado por el Senado de los EE.UU. en su cargo de Secretario del Tesoro. Dijo el señor Geithner que "el presidente Obama cree que China manipula su divisa".

No sé si eso es lo que piensa Obama, pero lo que sí está claro es que lo piensa él (por lo que añadió a continuación). Quizá sea una forma de hablar, un mal día o una precisión irrelevante, pero parece que el señor Geithner prefiere apoyarse en el argumento de autoridad de su jefe más que en el suyo propio. El problema es que él es el Secretario del Tesoro.

Por cierto, parece que el señor Geithner se ahorró un dinero en cuatro declaraciones a Hacienda, que pagó cuando le llamaron para el cargo. ¿Fue una equivocación o un fraude? El problema es que él es el Secretario del Tesoro.

Esperemos que el problema sea en este caso parte de la solución.

Referencia: http://www.elpais.com/articulo/economia/EE/UU/acusa/China/manipular/divisa/descarta/sanciones/comerciales/elpepueco/20090122elpepueco_5/Tes

miércoles, 21 de enero de 2009

> Dos apuntes sobre economía

No soy economista, y precisamente por eso en estos tiempos de zozobra quisiera preguntarme sobre algo y hacer una propuesta sobre lo mismo (sé que vana, pero ya verán cómo al final me hacen caso).

Todo el mundo está muy preocupado por la crisis actual, y esta preocupación se sustancia en la marcha del Producto Interior Bruto (PIB), que es el conjunto de bienes y servicios que genera un país. Una nación desarrollada creciendo al 3% anual de PIB puede sentirse ufana y mirar a los vecinos por encima del hombro y darles palmaditas en la espalda con condescendencia (aunque ilusa, como un cerdo volador). Si ahora se habla que el mismo país está en grave recesión porque su PIB baja un 1’6%, ¿significa eso que todo este revuelo es por un mísero diferencial del 4’6% anual? Para hacerme una idea, lo aplico a mis ingresos mensuales y… supone tomarme un plato de gambas menos al mes. ¿Una crisis por un plato de gambas?, ¿después de tantos rugidos el monte ha parido un ratón?

La propuesta que voy a hacer es constructiva (eso lo aprendí en la empresa privada). Leo en todas partes que podemos sacar un provecho de esta crisis si nos aplicamos a instaurar mejoras en los controles del sistema financiero para evitar las estafas, las pésimas gestiones de riesgo, la falta de moralidad, etc. Así, estas cosas no se volverían a repetir. ¡No! Es justamente lo contrario lo que hay que hacer: si las crisis del sistema capitalista son cíclicas, es mejor que la próxima crisis se deba a elementos conocidos que, aunque malos, siempre serán mejor que otros ignorados de los que menos sabremos salir. Si a los financieros les quitamos estos instrumentos, seguro que idean otros peores.

Origen de este artículo: me estaba tomando un plato de gambas no demasiado frescas y vi al niño con un palo y un clavo. Se los quité, y al rato apareció con unas tijeras.

lunes, 19 de enero de 2009

> Lista número uno: libros (borrador, hasta que muera)

Es una lista de libros favoritos (pongamos un número redondo, ocho), por si le sirve a algún lector para algo bueno (que no la lea Goebbels).

- El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, porque no quieres leer más para no acabarla antes.

- Camella, de Marc Durin-Valois, porque no podía leerla de un tirón sin temblar.

- El llano en llamas, de Juan Rulfo, porque cabe un mundo en unas pocas páginas.

- Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski, porque él sabía cómo y se le ocurrió primero.

- Baudolino, de Umberto Eco, porque si pasas de las primeras cincuenta páginas ya no puedes dejarlo.

- Una historia de amor y oscuridad, de Amos Oz, porque es una autobiografía elegante.

- La invención de la soledad, de Paul Auster, porque está muy bien escrita.

- Meditaciones, de Marco Aurelio, porque estando tan lejos parecen mis propios lares.

sábado, 17 de enero de 2009

> Cómo escribe Pedro J.

A mí se me hacen pesados los editoriales dominicales del director de ‘El Mundo’, y no porque su temática se reduzca la mayoría de los días a criticar a Rajoy o a Zapatero, sino por la estructura (y la cantidad de papel) que utiliza. Parte de un hecho ajeno a la mayoría de los mortales peninsulares e insulares que describe pormenorizadamente y, de repente, encuentra un nexo de unión, una metáfora (remota, forzada, personal) con el presidente del gobierno y/o el líder de la oposición.

Creo que en realidad no quiere hablar de la política nacional, sino que quiere hablar de sí mismo y no sabe cómo. Recurriendo a estas historias rebuscadas nos hace ver su dominio de las fuentes y los datos, su soltura con la cultura anglosajona, su erudición, sus tirantes. Él sabe de Panurge y de Molly Brown, y nosotros no (hasta que leemos su editorial) y entendemos por qué él es el director, y le queremos (que es lo que buscamos todos).

Yo también quiero hablar de mí mismo, y con frecuencia no sé cómo.

jueves, 15 de enero de 2009

> ‘In God we trust’

¿No es el dinero (la moneda, el billete) el peor sitio para poner una declaración como ésta? No sé de nadie que haya caído antes en este detalle (y no pienso investigar).

Pues es un buen sitio para ponerlo porque las monedas de cuarto de dólar son una declaración de intenciones (aunque quizá no muy éticas). En el anverso figura el perfil de uno de los padres fundadores (Washington), lo que entronca con la tradición y la historia. Sobre su pelucón de época aparece la palabra ‘Liberty’ como la luz para todo el orbe (“¡Venid: ésta es la tierra de la Libertad!”). Debajo de la barbilla del perfil, la frase de ‘Confiamos en Dios’, que aún no pega pero avisa. Y en el anverso, el águila imperial, el nombre del país emisor y su valor facial, y otro lema: ‘E pluribus unum’ (‘de muchos, uno’, la unidad de las originales trece colonias o la unidad de la diversidad nacional).

Si comparamos los cuartos de dólar con el euro, acabamos pronto. El euro hace la concesión de ninguna palabra ni ningún personaje que pueda ofender a nadie, emocionar algo (tenemos historia): en el anverso un mapita chiquitito y el valor facial, y en el reverso un motivo nacional igual de aséptico (un señor con papada). Y no hablemos de las inglesas, aún más calladas. Los americanos saben lo que se hacen y les ha sonreído la fortuna.

En los últimos años, sin embargo, han contemporizado y cambiaron el águila imperial por un motivo de cada estado. Ningún imperio es eterno, como se puede ver.

martes, 13 de enero de 2009

> Mis siete no pecados capitales

No soy una persona envidiosa: para ello habría que emplear una energía que destino a otras cosas (no necesariamente mejores). Me resulta indiferente que la diosa Fortuna sonría a alguien y a lo sumo sueño despierto con parecida suerte.

La gula tampoco se cuenta entre mis adornos, aunque me gustan mucho el vino y la paella (dejémoslo aquí, la lista se haría interminable).

La lujuria, ni tocarla. Decía Platón que los hombres buenos son los que se conforman con soñar.

Quizá la soberbia pueda arruinar otros temperamentos más seguros de sí mismos, pero en este caso ya queda dicho que a mi modestia le resulta incompatible.

En la avaricia nadie se reconoce, porque no sólo tiene mala prensa sino mala imagen (la de un viejo cetrino con la nariz muy grande y las gafas en la punta contando dineros como ovejitas). Esto quiere decir, por si no está claro, que tengo gafas pero mi nariz es pequeña.

Respecto de la pereza no diría que no, pero como tampoco soy soberbio no me quiero granjear este punto sin merecerlo realmente. Además, si fuera perezoso no habría llegado a este estado contemplativo rural ni me levantaría por las noches a acostar al niño.

La ira va de la mano de la incontinencia, y mis esfínteres emocionales (perdón) están muy entrenados.


Coda (gracias Arcadi): todo esto es muy gris, por eso el tiempo pasa tan rápido.

domingo, 11 de enero de 2009

> Reseña: “Arenas de Arabia”, de W. Thesiger

Siempre me han gustado los libros de viaje y (a diferencia de la mayoría de los aficionados al fútbol) cuando era joven tuve ocasión y aproveché para viajar algo.

El libro de Thesiger es un clásico del género de viajes. Sin embargo, después de leerlo no podría decir del libro que fuera interesante, porque no pasa nada destacado en sus páginas, aunque sí la forma de contarlo, la pasión por viajar por donde antes nunca se había viajado (un europeo, se sobreentiende) hacen de él una lectura amena y por tanto recomendable. Es uno de esos libros que uno está deseando leer nada más meterse en la cama.

Aunque no abunda en pensamientos trascendentes, de vez en cuando Thesiger desliza que no se sentía cómodo entre los árabes ni entre los ingleses, por lo que quizá el sufrimiento y la dificultad de los viajes que buscó y que hizo en la década de los cuarenta del siglo pasado sean su forma de escapar (de su inadaptación) o de buscar (un motivo). Los caminos del mundo están llenos de muchos ingleses.

viernes, 9 de enero de 2009

> La primera casualidad de este año

Este pasado domingo estuve a punto de no coger el coche para ir a comprar los periódicos. En mi caso eso supone no leer los periódicos, porque hacía frío y no iba a caminar catorce kilómetros. El caso es que al final me animé.

Soy un lector de periódico esporádico (sólo domingos) pero metódico (mandan las esdrújulas). Primero ojeo todas las páginas, y separo las secciones que no me interesan para hacerme idea del volumen que voy a leer. Luego hago montoncitos. El pasado domingo, sin embargo, me leí de un tirón primero “El Mundo” y luego “El País”. Entrada ya la tarde, cuando casi me incorporaba del sofá tras haber pasado a la última página, me encontré con la columna de Manuel Vicent.

Lo anterior viene a propósito de decirles que por una desgana casi dejo de leer el mejor artículo que recuerdo, y que por una falta de método, bien que esporádica, el destino me lo reservó para el final. Espero que el destino no obre así con el resto de cosas buenas que me queden por vivir, y me aventuro a desearles a ustedes lo mismo, empezando por el artículo de Manuel Vicent.

> Tropos: la etopeya

La etopeya es una figura retórica que da a conocer las prendas morales de una persona. Aunque la falta de descripción no creo que justifique este tropo, los comentarios de David Axelrod, principal asesor de Obama, respecto de la crisis de Gaza, hacen por elipsis un retrato del presidente electo de EE.UU.: no hay nada que reprochar a Israel, luego no hay nada que cambiar en Israel. También hay que decir que Axelrod es judío.

Lo primero que me ha llamado la atención es que no he visto en la prensa digital habitual ninguna información de la opinión de Obama (de su asesor) sobre el bombardeo de Gaza. He buscado en Google “Obama, Gaza ataque” y la primera hoja de resultados era de páginas ‘alternativas’ de información y dietarios personales. Quizá los grandes periódicos no se han hecho eco de la noticia para no empañar aún las ilusiones de año nuevo que tenemos en el presidente electo. Esas ilusiones, al menos en mi caso, sé que son proyecciones de lo mejor de mí mismo, y así me ocurrió también con Zipi Livni, que me pareció encantadora hasta que habló por televisión de la ofensiva de Gaza. No tengo años para ello, pero me hubiera ocurrido igual con Kennedy.

Estas personas, y miles que están a su alrededor, no actuarán como lo mejor de nosotros mismos. Tienen sus propias ideas del bien y del mal, de lo que es justo y lo que no, de lo que hay que hacer, cómo, cuándo y, sobre todo, pese a qué. Lo malo es que quizá nosotros hiciéramos lo mismo si estuviéramos en sus zapatos. Lo bueno es que estamos en los nuestros y por eso podemos escribir que esta etopeya de Obama en las palabras de Axelrod no es moral.



Referencia: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78210

miércoles, 7 de enero de 2009

> Israel admirado y vergonzante

Estas navidades Israel ha bombardeado la franja de Gaza. Hay varios centenares de muertos, imágenes de desolación y cuerpos mutilados. Veo una foto de un padre que grita desesperado e impotente con el cadáver de su hija en brazos. Este contundente ataque israelí es la respuesta al lanzamiento de cohetes Qassam por parte de Hamás. Es la táctica del ‘caballo loco’ (Noam Chomsky): una sobrerreacción irracional que provoca el pánico y confusión indiscriminados en el adversario.

Hace diez años estuve de viaje en Israel. Paseaba por una calle de Jerusalén con unos conocidos cuando nos dimos cuenta que sobre nuestros cuerpos brillaban los puntos rojos de láser que utilizan los francotiradores. Sin pensarlo, nos tiramos al suelo, y cuando nos decidimos a levantar la cabeza vimos a unos adolescentes árabes reírse de nosotros porque habían sido ellos los que nos habían señalado con los punteros láser, aunque no tenían ningún arma. Por supuesto nos encaramos a ellos por esta broma de tan mal gusto, sus padres se unieron a la discusión y ésta subió de tono. No pasó ni un suspiro hasta que la policía llegó al lugar y puso orden. Lo fácil hubiera sido amansar con palos y luego preguntar, pero con una eficacia y tranquilidad sorprendentes en aquellas circunstancias nos separaron de los vecinos, nos preguntaron si queríamos denunciar algo, y tranquilizaron a los árabes. Dos minutos más tarde no había recuerdo de una discusión en esa calle.

Otro día, un chico de unos veinte años me enseñaba ufano un revólver cargado que llevaba para matar a cualquier árabe que osara tocarle. Los árabes, decía, eran como animales.

Cuando preguntaba una dirección por la calle, los israelíes de origen judío eran hoscos y cortantes. Los árabes, sin embargo, amigables y obsequiosos.

Para aquellos que hemos leído sobre las operaciones ‘Entebbe’ o ‘Cólera de Dios’, sobre la construcción de la central nuclear de Dimona o hemos disfrutado con Amos Oz, la admiración que sentimos hacia este pequeño país es muy grande. Pero para aquellos que recordamos Sabra y Shatila o no olvidamos las imágenes de unos soldados rompiéndole las rodillas con piedras a un joven palestino, Israel no es otra cosa que una vergüenza.

Referencias:
http://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Entebbe

http://es.wikipedia.org/wiki/Centro_de_Investigaci%C3%B3n_Nuclear_del_N%C3%A9guev
http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_M%C3%BAnich
http://en.wikipedia.org/wiki/Sabra_and_Shatila_massacre

lunes, 5 de enero de 2009

> El ‘blog’ ha muerto

Cuando empecé a escribir aquí me decidí a utilizar la palabra ‘blog’ porque no encontraba otra mejor pese a que soy algo melindroso con la pureza del idioma.

He buscado esta palabra en el diccionario Larousse inglés-español editado en 1976 y no hay ni rastro de ella, y eso que es un tocho de dos mil páginas que he utilizado más veces para fijar baldosas que para el fin que le es propio. En el Longman Dictionary of Contemporary English de 1985 también saltan de ‘block‘ a ‘bloke‘ sin despeinarse.
De todo esto se deduce que la palabra ‘blog’ ni tan siquiera tiene el lustre de la antigüedad (un pasado de treinta años en internet es la prehistoria o la formación de los continentes).

Luego consideré la palabra ‘bitácora’ que he visto utilizar por el ancho (aunque estrecho) mundo. La busqué en el diccionario y resulta que la tal bitácora no es sino un armarito junto al timón donde se guarda la brújula. Nada que ver por tanto con la tarea de escribir, si acaso con la de orientarse.

Se me ocurrió probar fortuna con la palabra ‘dietario’, y como los felices hallazgos de la humanidad que tuvieron como germen la casualidad (la penicilina, la radiactividad), fui agraciado con el éxito. En su segunda acepción (DALE, Vox, 1990) es sinónimo de ‘agenda’ (caliente, caliente), y en su tercera se define como un registro de cosas notables. Nada más propio a la vez que desconocido.

Tras esta investigación no me queda otra opción que desterrar la palabra ‘blog’ de este dietario y empezar un año nuevo con renovadas palabras.

sábado, 3 de enero de 2009

> Lista de deseos para este año que ya ha perdido la inocencia

Hay muchas cosas que quisiera que fueran distintas a como han sido hasta ahora. Hay muchas cosas que quisiera que fueran, porque nunca han sido hasta ahora. Hay muchísimas cosas que quisiera que no fueran, porque han estado con nosotros demasiado tiempo (más de unos minutos de dolor es demasiado). Una lista con estos deseos sería tan larga, ay, como ingenua, y hablaría de países (Israel, EE.UU., Rusia, China, Congo), de personas (mujeres, niños, ancianos), de sucesos (la enfermedad, el Ibex, la educación). Con frecuencia tienen palabras largas, problemas viejos, hábitos asentados.

También habría una lista más corta, más modesta pero igual de ingenua, de pequeños placeres que me harían escribir un artículo en el dietario: que Chaves deja la Junta de Andalucía, que Pío Moa se enamora o que el Papa se calza las sandalias del pescador.

Y ya por último habría una tercera lista de deseos personales que ustedes disculparán y mi timidez se reservará.

jueves, 1 de enero de 2009

> Nunca llovió que no escampara

Empezamos un nuevo año, lustramos las nuevas ideas de siempre para iniciar una vida distinta. Hay señales en el cielo de esto: en el editorial del pasado domingo de ‘El Mundo’, Pedro J. Ramírez no mencionó ni una sola vez a Zapatero ni a Rajoy. Además, puede que Paul Krugman se equivoque y la crisis acabe en un par de meses y los suplementos de economía de los periódicos dominicales se reduzcan considerablemente por no tener nada de qué hablar.

Todo esto pasará más tarde o más temprano, pero nosotros seguiremos siendo los mismos. Por eso: feliz año nuevo (aunque esto sea un oxímoron, como dice un grato contertulio).