domingo, 25 de enero de 2009

> “Vargas Llosa, supongo”

En el dominical del día 11 de “El País” escribía Vargas Llosa un largo artículo sobre el horror que vive el Congo. No voy a comentar nada sobre el texto del reportaje, que podría haber firmado cualquier otro que no fuera este famoso escritor, sino sobre las fotos que lo acompañan.

Supongo que llegar a zonas apartadas donde se hacinan refugiados hambrientos, donde no hay ni agua, donde la vida depende del humor de unos tipos con traje militar, no debe ser ni fácil ni limpio. En una de las fotos, sin embargo, en medio de aquella pesadilla húmeda pero sedienta de color de laterita podemos ver las fotos de un apuesto escritor con la raya más recta que un peine pueda hacer y una barba obligada de tres días. Cruza los brazos sobre una oronda barriga que ensancha feamente sus pantalones vaqueros. Viste una fina camisa de rayas, la obligada guerrera de explorador y un sombrero verde impoluto que parece recién sacado de una tienda del Coronel Tapiocca.

Pero lo que más me llama la atención es otra foto en la que observa interesado lo que le dice un grupo de refugiados mientras toma notas en un cuaderno. La tapa del cuaderno es de motivos étnicos, de las que valen un dinero porque están hechas en buen papel. Para ir allí no podía usar un cuaderno normal, de esos que compramos con espiral y hojas de cuadrícula. El contenido era la forma.

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