viernes, 23 de enero de 2009

> Apuntes de un curso de FPO

La pasada semana he tenido ocasión de asistir a un curso de alfarería, pagado (muy generosamente) con fondos europeos que gestiona la Junta de Andalucía para la promoción del empleo.

Son cinco horas por las tardes. El primer día limpiamos las mesas, repartieron la mitad del material (un cuaderno, una carpeta y dos bolígrafos) y nos dijeron que nos podíamos ir a casa, que ya al día siguiente empezaríamos con el temario.

Al día siguiente, como lo prometido es deuda, comenzamos: qué es un círculo, un cuadrado, un triángulo, un rectángulo, los poliedros básicos (hasta seis lados), la regla, el cartabón y la escuadra. Éste fue el contenido de las tres primeras horas; luego, nos podíamos ir a casa.

Al tercer día, como el profesor tenía que hacer unas fotocopias en la otra punta del pueblo, nos puso a dibujar tres vasijas de barro. Cuando llegó, trazamos un cubo, una pirámide, un prisma, un cono y un cilindro. Luego nos podíamos ir a casa.

En el curso estábamos tres licenciados, una enfermera, una jubilada (sic), una niña deficiente mental (sic), un chico en educación de adultos, un ama de casa y un guardia de seguridad.

Los inspectores de la Junta avisan previamente antes de cada visita, con lo que nunca se encuentran lo que no quieren ver.

Dos personas que faltaron el segundo día no se ruborizaron en firmar la asistencia al día siguiente para que no constara su ausencia (a las tres faltas mensuales se supone que te echan).

Si por causas naturales no hay suficientes participantes que justifiquen la impartición del curso, los promotores no por ello van a dejar de obtener su pingüe beneficio: el profesor tiene dos sobrinas en la recámara para apuntarlas, tres alumnos del curso anterior se apuntan para justificar los trabajos particulares que están haciendo allí con material público, la concejala de cultura (IU) puede hablar con éste y con aquél para que se apunten a cambio de que… etc.

Los promotores de estos cursos literalmente se forran con dinero público, el profesor gana también una generosa nómina, el ayuntamiento mete bajo cuerda a varios vecinos (la jubilada, la niña) y se ahorra un centro social de día y consigue varios votos agradecidos, las personas aburridas tienen un sitio donde ir a charlar y a hacer manualidades.

Todos parecen ganar, excepto los que íbamos realmente a aprender alfarería, que éramos tres y que nos dimos de baja al cuarto día. En esto se gasta el dinero público, que como no es de nadie en particular corre a raudales hacia los sumideros de los aprovechados.

1 comentario:

  1. Siento que tuvieses una mala experiencia. Yo he hecho varios cursos y a veces mejor a veces peor. Ojalá no hubiera malos cursos, pero sí, en el fondo solo les interes cumplir estadísticas y gastar (para ganar) dinero

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