lunes, 5 de enero de 2009

> El ‘blog’ ha muerto

Cuando empecé a escribir aquí me decidí a utilizar la palabra ‘blog’ porque no encontraba otra mejor pese a que soy algo melindroso con la pureza del idioma.

He buscado esta palabra en el diccionario Larousse inglés-español editado en 1976 y no hay ni rastro de ella, y eso que es un tocho de dos mil páginas que he utilizado más veces para fijar baldosas que para el fin que le es propio. En el Longman Dictionary of Contemporary English de 1985 también saltan de ‘block‘ a ‘bloke‘ sin despeinarse.
De todo esto se deduce que la palabra ‘blog’ ni tan siquiera tiene el lustre de la antigüedad (un pasado de treinta años en internet es la prehistoria o la formación de los continentes).

Luego consideré la palabra ‘bitácora’ que he visto utilizar por el ancho (aunque estrecho) mundo. La busqué en el diccionario y resulta que la tal bitácora no es sino un armarito junto al timón donde se guarda la brújula. Nada que ver por tanto con la tarea de escribir, si acaso con la de orientarse.

Se me ocurrió probar fortuna con la palabra ‘dietario’, y como los felices hallazgos de la humanidad que tuvieron como germen la casualidad (la penicilina, la radiactividad), fui agraciado con el éxito. En su segunda acepción (DALE, Vox, 1990) es sinónimo de ‘agenda’ (caliente, caliente), y en su tercera se define como un registro de cosas notables. Nada más propio a la vez que desconocido.

Tras esta investigación no me queda otra opción que desterrar la palabra ‘blog’ de este dietario y empezar un año nuevo con renovadas palabras.

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