martes, 11 de marzo de 2014

> Bildu y cierra España, tragicomedia en tres actos

En estos últimos días se ha ejemplificado en Navarra la torpeza, la falta de criterio, la… el vodevil español.

Primera escena. Se levanta el telón y sale la responsable de la Hacienda foral diciendo en sede parlamentaria que la consejera de economía del gobierno navarro le había solicitado trato de favor e información sobre empresas que habían sido clientes de su despacho profesional en el pasado. Quien lo dice y dónde y cómo lo dice en cualquier país civilizado habrían provocado la dimisión de la consejera, si no por culpabilidad al menos por higiene. Pues no, no sólo no dimite sino que tampoco la presidenta navarra la cesa, con lo que une su destino al de la sospechosa consejera. Hay una comisión parlamentaria que concluye, por la aritmética de escaños que no necesariamente por la verdad, que sí, que la consejera usaba su cargo para fines privados.

Segunda escena. El presidente del mayor grupo de la oposición, el PSOE, dice que va a presentar una moción de censura contra la presidenta y así adelantar las elecciones. Para ello tendría que votar lo mismo que Bildu, al que todos tachan de continuador político de ETA. La dirección nacional del PSOE les prohíbe a los navarros presentar la moción, no porque estén en contra de la medida, sino porque no quieren que el PP les eche en cara que han votado lo mismo que los apestados de Bildu. Los navarros se tragan sus propias palabras, conservan sus cargos, y acatan las órdenes recibidas.

Tercera escena. La presidenta Navarra sale en televisión muy contenta. El foco ya no está en su presuntamente corrupta consejera, sino en el papelón que ha hecho la oposición. Ella conserva el cargo, su consejera también, y aquí no ha pasado nada. Cae el telón.

A estas alturas de la función el público asiste somnoliento al triste espectáculo tantas veces repetido, con otras caras, con otras máscaras. Nadie aplaude. El autor se siente en la necesidad de explicar dónde está el chiste mayor, así que se vuelve a levantar el telón y alguien sale y explica que los de Bildu no están ahí sólo porque ellos quieran, sino porque miles de navarros con los mismos derechos y obligaciones que el resto les han votado para que estén y les representen. Además explica que los tribunales en varias instancias han sentenciado que son un partido legal, y que su ideario, nos guste o no, cumple con las leyes. Cualquier persona amante de la justicia y demócrata, y que además tiene una responsabilidad política, dejaría aparcados sus prejuicios y se sentaría con ellos y con los demás porque es su obligación. Y si coinciden en una votación, alabado sea el señor, y no que por no coincidir hago lo que no quiero hacer ni mi decencia me impide. Así es como se pierde la responsabilidad, el criterio, la democracia y la conciencia. Fin de la función.

El público dice ‘Ah’, se levanta de sus butacas y se vacía el teatro con la impresión de que ya han visto esa representación.

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