viernes, 21 de octubre de 2011

> Mala memoria, peor sangre

Tengo que reconocer mi ingenuidad, y reconocerla significa contrarrestarla. Sin embargo deberé esforzarme aún más para no sorprenderme en el futuro. Ayer veíamos la obscenidad innecesaria del cadáver de Gadafi fotografiado por un puñado de móviles ansiosos en busca de souvenir. No pongo en duda que fuera un desalmado, un ególatra o un hortera, pero esas imágenes, como otras muchas, no son noticia sino sucia mercancía para hocicarse en ella que alienta lo peor de nosotros.

Ahora todos los gobiernos se felicitan por la caída del dictador y estrechan las manos de los nuevos dirigentes. Hace apenas unos meses todos ellos estrechaban las manos llenas de billetes y de sangre de Gadafi. Las estrechó Sarkozy, Zapatero, el rey Juan Carlos y hasta Obama, y ninguno puso reparos ni se acordó de quién era Gadafi y lo que hacía en Libia o de los 270 muertos del atentado de Lockerbie. Ninguno le negó el saludo.

La petrolera ENI sube en bolsa, las constructoras firman contratos millonarios y los vendedores de armas susurran al oído de los nuevos jefes la importancia de asegurar sus conquistas. La memoria no vale de mucho frente al interés, salvo para hacerse mala sangre.

1 comentario: