martes, 17 de febrero de 2009

> La cacería y el punto color negro

El Partido Popular ha criticado con dureza la sospechosa participación de un ministro y de un juez de la Audiencia Nacional en una montería, precisamente cuando éste último tiene entre manos investigaciones sobre corrupción y tráfico de influencias de personas importantes vinculadas al partido de la oposición. Coincidiendo con estos trapos, TVE programó para la noche del domingo la película “Brokeback mountain”, de Ang Lee. Seguro que esto último nada tiene que ver con lo primero, de la misma forma que Bermejo y Garzón no hablaron del sumario sino del tiempo y de Paul Auster. Pero justamente para evitar equívocos malintencionados, mejor que se queden en casa con sus familias, que ya las ven demasiado poco entre semana, no vayan a pensar cosas que no son.

Todos sabemos que los prohombres de la patria que se ocupan de nuestros intereses no tienen que recurrir a cacerías para hablar de sus cosas. Todos tienen teléfono, correo electrónico, amigos, asesores y parientes comunes. Si se van al monte juntos es lógico que todos pensemos que hay algo más, como el dueño de las ovejas en la película de Ang Lee. Ya saben lo de la mujer del césar.

Pero hay algo peor que esas sombras de sospecha. Llego a entender que la caza es una actividad económica de la que vive mucha gente. Puedo entender que haya personas a las que les guste abatir piezas desde la ventaja más absoluta. Pero lo que no puedo entender es que un ministro socialista sea aficionado a eso. Yo me quedé con el cliché de los socialistas utópicos del siglo XIX o de los arriesgados de los años veinte y treinta (sé que es un problema mío de ensoñaciones no superadas). Pase que se pusieran chaqueta y corbata, pase que les paseen en Audi, pase, incluso, que se sienten a la mesa de los consejos de administración de grandes empresas. Todo por nuestro bien. Pero ¿de cacería?

Luego me ensoñé con Rosa Díez, pero abrí el dominical de “El Mundo” y me la encontré hablando con Nieves Herrero (memento homo Alcasser) vestida con “un minivestido de punto color negro con tirante ancho de Twenty&Twelve, y camiseta interior con detalle de encaje en el escote, de Platino” (sic) en el sofá de un hotel.

Este fin de semana ha sido demasiado para mi pobre y enfermo corazón.

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