Un arzobispo brasileño ha declarado la excomunión contra la madre de una niña de nueve años que ha abortado y contra los médicos que han intervenido en la operación. La niña fue violada por su padrastro, y podría haber muerto durante el embarazo de gemelos.
Tras este horror, parece ocioso preocuparse por una excomunión. ¿A quién demonios le importa frente al resto de los hechos? Obviamente le importa al arzobispo y al canon 1398 del Derecho Canónico, que hace automática la excomunión (latae sententiae) en caso de aborto.
Creo que a poco que se piense se pueden presentar bastantes argumentos para criticar la decisión de este arzobispo, pero eso sería dar rango de racionalidad a algo que hace del absurdo su razón de ser.
Por cierto, paralipomena, el padrastro podrá seguir recibiendo los santos sacramentos con toda normalidad en la cárcel.
Referencias:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/aborto/nina/violada/enfrenta/Estado/Iglesia/catolica/Brasil/elpepuint/20090305elpepuint_19/Tes
http://www.vatican.va/archive/ESL0020/__P55.HTM
En principio se diría que aquí es de aplicación el principio de Hanlon. Pero hay algo más. Esa combinación de rigor (rigor mortis), fanatismo, estupidez y esclerosis es propia de los sistemas en vías de extinción. Me recuerdan al polit bureau de los primeros 80.
ResponderEliminarPara Microbolsa: hoy se ha levantado usted muy optimista. Así llevan 1.800 años, y sumando. Será un final, si lo es, a muy largo plazo: la inercia es difícil de vencer.
ResponderEliminarEn cualquier caso en otros aspectos hay que reconocerle sus méritos.