domingo, 8 de marzo de 2009

> La ilusión política

Hace unos días vi por televisión un reportaje sobre el País Vasco. Sin duda la selección de entrevistas por la calle obedecía a criterios previos, pero es claro que muchos vascos no se sienten españoles, y (casi) lo viven como un insulto. He estado varias veces allí y he tenido muchos amigos vascos. La región es preciosa, la comida incomparable, la lengua evocadora y la población escindida.

Creo que hay dos tipos de vascos, y otros muchos en las zonas grises aledañas. Están los que se sienten vascos militantes y se desligan de lo español: son muchos. Están los que se sientes vascos, pero a fuerza de no querer identificarse con los otros pero queriendo ser vascos de aquel modo tampoco se identifican con lo español (salvo que tengan miedo), aunque sí acaso con un salvador europeísmo. También son muchos. Ambos, en el trato personal, son encantadores y entrañables. Supongo que a este puzzle es lo que llaman realmente el sudoku vasco.

Como yo sí me siento español, aunque muchas veces me duela mucho, me gustaría que lo español fuera atrayente y que aglutinara multitudes, pero me temo que no es así. No es una marca de prestigio, si acaso un accidente de nacimiento que se lleva según las circunstancias. Un Rajoy, un Zapatero o un Aznar no ilusionan, la bandera no ilusiona, el himno (sin letra) no ilusiona, la Constitución o la forma de gobierno no ilusionan… No hay una idea de España que ilusione: tonto el último.

Nuestro presidente del gobierno (las mayúsculas hay que ganarlas día a día) dijo con acierto que la economía era un estado de ánimo. También para construir un país hace falta un estado de ánimo y una ilusión de las que España carece desde hace mucho tiempo.

2 comentarios:

  1. Y la situación parlamentaria actual allí es una anomalía que personalmente celebro. La situación política y social también es una anomalía desde hace décadas (en España y en Europa)que deploro. No sé si la primera podrá corregir en algo la segunda. Hago votos.
    Micro.

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  2. Para Micro: no me parece que la situación parlamentaria allá arriba sea anómala, sino enriquecedora (y no por valorar mejor a los que vienen que a los que están).
    Yo también hago votos, pero a este paso o ponen porno en las elecciones o no van a votar ni las madres de los candidatos. Y esto sí que es peligroso (por el pasado) o penoso (por el presente).

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