sábado, 4 de julio de 2009

> La entrevista a Zapatero

El pasado domingo el suplemento dominical de "El País" publicó pequeñas vidas de cien españoles anónimos, desde un prostituto a una ladrona pasando por el director de una multinacional. En las primeras páginas se reproducía (supongo que) parte de la entrevista que un grupo de cuatro españoles ‘de la calle’ tuvieron con el presidente del Gobierno en su despacho de Moncloa. Aparte del melifluo contenido y de la hagiografía de Zapatero, me pregunto: ¿por qué se entrevistó el presidente con esas personas?

Podríamos pensar: “Para que conociera la opinión de personas normales, como usted o yo”. ¿Por qué, entonces, publicarlo en un periódico si el interés lo tenía Zapatero? También podría ser por el bien de estas personas, que nunca se han codeado con estas altas jerarquías. Tampoco, porque el periódico no iba dirigido a ellos. Por otro lado sus preguntas, escasas y cómodas, no justificaban el esfuerzo.

A veces hay que escribir ciertas cosas para verlas claras, porque de tan obvias que son pueden parecer otra cosa gracias al interés. Vimos esa reunión en un dominical porque le convenía al presidente y le convenía al periódico. Al primero para reforzar su quemada imagen en estos tiempos de zozobra, para que nos identifiquemos con su proximidad y sus desvelos. Al periódico, porque ¿qué otra información podría ser más apetecible que la accesibilidad a (que no ‘de’) un presidente del Gobierno?

Como dicen en una conocida serie de televisión, todos mienten. Parece un ejercicio de democracia transversal, pero no: es un depósito a plazo para periódico y presidente con un interés compartido.

Por último: Zapatero dijo que “presidente del Gobierno pueden ser cientos de miles de españoles”. Como poder, pueden serlo cuarenta millones. Lo deseable es que lo sea el que sepa hacerlo mejor, que sólo es uno que no diga que vale cualquiera.

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