jueves, 4 de junio de 2009

> A martillazos (y II)

Releyendo el artículo que publiqué el domingo pensé en tristes ironías. El aspirante a atracador, muerto a martillazos en la calle Pacífico, coincidió con las celebraciones por el triunfo del Barcelona: fue la misma noche y a la misma hora. Los verdugos que usaron los martillos parece que eran magrebíes (antes moros): en este caso han pasado de víctimas a homicidas. Además, ‘atracar’ viene del árabe vulgar y significa ‘acercarse a la costa’, como el desgraciado protagonista de esta tristísima noticia (que no historia) que en su huida se dirigió a la playa.

Cuando Núñez de Balboa llegó al océano, vio un mar en calma, una balsa de aceite como la bahía de Manta en Ecuador. Decidió por eso llamarle Pacífico. Sin embargo es un mar famoso por sus tempestades.

Los griegos llamaron irónicamente Ponto Euxino (mar hospitalario) a lo que nosotros conocemos como Mar Negro, porque sus tormentas y naufragios eran legendarios en la época y se cobraron miles de vidas: el mar las acogía pero en sus negras profundidades. Ésta es la justificación de la calle Pacífico.

Cuando leí la noticia imaginé cómo se levantó ese día la víctima. Si cuando se lavó la cara pensó fugazmente que podía ser su último día. Si cuando salió a la calle el sol le pareció más luminoso, como a los condenados cuando se dirigen al patíbulo. Quién se lo iba a decir.

Quién nos puede decir a nosotros que éste es el último artículo que escribo, o que nunca volveré por culpa de un martillo, un accidente de coche o un idiota cualquiera.

3 comentarios:

  1. Ni se te ocurra. Una cosa es no querer comentar y otra no tener nada que comentar.

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  2. No sé si lo he entendido, pero de todas formas gracias.

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  3. Si me das las gracias -que no se merecen-, es que lo has entendido.

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