domingo, 28 de junio de 2009

> Obediencia debida: Carme Chacón

Me alegré cuando nombraron a Carme Chacón ministra de Defensa, pero al poco pensé que su nombramiento era más una lección de ciudadanía que un obligado ejercicio de buena gestión. Era catalana, mujer y estaba embarazada, y si con estos antecedentes desempeñara el cargo con eficacia para todos los españoles hubiera sido especialmente maravilloso para catalanes, mujeres y embarazadas. Sin embargo su nombramiento en ese puesto quería resaltar el acento en la igualdad que propugna el gobierno y la primacía de lo político sobre cualquier otra consideración en el mando del ejército. Y así se encargó de subrayarlo ella con vestidos no convencionales en la Pascua Militar y con deslices como el de la retirada de las tropas de Kosovo. Era una forma de decir: porque puedo.

Ella está donde está porque es la imagen tenue de varios grupos sociales y el presidente Zapatero la emplea como mensaje. Ella se amolda a la disciplina de partido, pero en este caso creo que el cargo le viene a trasmano. Desde hace meses, en sus comparecencias públicas, parece como si acabara de tener una llorera o estuviera a punto de empezar otra. Está seria y tensa y siempre la pillan las cámaras con la piel brillante, como si viniera de pasar un mal rato. Zapatero no la puede cambiar porque sería tanto como reconocer el fracaso de las ideas que la llevaron a ese cargo, y mantenerla sólo le supone que las cosas marchen por su dinámica propia.

Creo que no todo el mundo vale para ministro, por muy inteligente y obediente que se sea. Y si para serlo hay que contraer esfínteres todos los días, menos.

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