viernes, 15 de mayo de 2009

< Con palabras: Por causas operativas


Antes viajaba mucho en avión, todas las semanas. Estuve así años, perdiendo las tardes de viernes y domingos en anodinos aeropuertos, sin nada que hacer salvo mirar los monitores de salidas.

Muchas veces los aviones se retrasaban, a veces unos minutos, otras varias horas. Por los altavoces nunca daban una explicación cabal del retraso, sino que tal vuelo se demoraba “por causas operativas”. Siempre, sin excepción, durante años. Al hastío de la espera se sumaba la certidumbre de la burla, pero no hay que atribuirles maldad donde sólo hay dejadez y costumbre.

Hace unos días, una biblioteca pública cerró porque la bibliotecaria se había puesto enferma. El ayuntamiento no envió ningún sustituto ni mandó a la policía local a colocar una nota en la puerta: era sólo una biblioteca pública. Los lectores llegaban, esperaban media hora en la puerta confiando en que sólo fuera un retraso, y se iban entre malhumorados y resignados a sus casas. No pasó nada más. Varios días más tarde pusieron este cartel, pero no hay que atribuirles maldad donde sólo hay dejadez y costumbre.



Biblioteca pública Vicente Espinel. Puerto de la Torre, Málaga

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