miércoles, 1 de abril de 2009

> Sobre el anuncio del Seat Exeo

A veces leer un verso o un párrafo de un escritor ilustre hace de un anuncio de coches un pequeño oasis. Así por ejemplo le ocurre con BMW y Kerouac y a Seat con Cortázar. Sé que esta opinión es discutible, y cuando me levante purista me arrepentiré de haberla dejado escrita.

Otras veces, la lectura del texto literario está tan supeditada al anuncio que me resulta irritante. Les cuento: una magnífica voz de narrador recita “Ítaca” de Cavafis. En la imagen, un joven circula por una ciudad casi desierta; cuando se detiene y abre la puerta, la voz del narrador se interrumpe abruptamente y no se oye nada. El joven avanza unos pasos, da la vuelta y vuelve al coche porque se le ha olvidado algo. Cuando abre la puerta reanuda el narrador su poema, y se vuelve a callar cuando cierra de nuevo la puerta, dejándonos con la miel en los labios y un precioso poema en la papelera del utilitarismo. Tiempos de hojalata.

Porque no es mi costumbre hacerlo, no me resisto a recordarles el poema completo.

Itaca (1911)

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico Posidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Traducción de Pedro Bádenas de la Peña. (Alianza Editorial, 1995)

3 comentarios:

  1. Gracias.

    Efectivamente, llamaba la atención en el auncio, ...pero es que lo mejor, lo importante está al final.

    ...Lo censurados, (¿¡ alienados !?)... Vamos, lo que nos perdemos, y lo poco que nos damos cuenta.

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  2. Se ha leído con emoción y silencio. Y no sólo el poema de Cavafis. También Cervantes: Casi nunca la posada es mejor que el camino. Enhorabuena.

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  3. Para Anónimo#1: Gracias, pero discrepo en un matiz: lo importante es el camino, aunque vivimos pensando en que lo importante es un estado final que nunca llega (y el que llega, ya es demasiado tarde).

    Para Anónimo#2: Gracias. No conocía esa cita de Cervantes...

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