viernes, 17 de octubre de 2008

> Pornografía

En origen la palabra pornografía no sólo hacía alusión a asuntos relacionados con el sexo, sino a todo aquello vergonzoso, ruin o repugnante. En esa acepción la empleo aquí.

Ya he dicho con anterioridad en este blog que de vez en cuando leo artículos de Pío Moa, y casi siempre estoy en profundo desacuerdo con él, aunque más que desacuerdo tendría que decir que es como si estuviéramos en diferentes planetas. Me pregunto qué es lo que me hace leer a este señor o escuchar de tarde en tarde a Jiménez Losantos en la COPE (habiendo tantas otras emisoras y tantos otros periódicos en internet). Por una parte está la curiosidad por conocer otras opiniones, aunque sean extraterrestres, pero por encima de esto el éxito de estas personas no está en sus juicios, opiniones o análisis, sino en el espectáculo pornográfico que dan. Buscan la provocación y el escándalo, y eso es lo que me atrae a mí y supongo a otra mucha gente. Es como un “Gran Hermano” unas “Crónicas marcianas” o el reportaje de Nieves Herrero sobre las niñas de Alcáser. ¿Cómo si no habría de calificarse a alguien que no se acuesta un día sin haber escrito al menos tres veces “puterío”, “amigo de la ETA”, “choriceo” y “chekista” en referencia al Gobierno? ¿Qué adjetivo distinto de pornográfico podría aplicarse a alguien que hablando del Estatuto de autonomía catalán dice que como consecuencia de éste “veremos el río Llobregat teñido de sangre”?

La ventaja que tienen es que es más justificable socialmente mostrar estos comentarios amparándose en la libertad de expresión que, amparándose en la misma libertad de expresión, mostrar una felación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario