sábado, 29 de agosto de 2009

> Un mundo feliz

Muchas noticias (sobre todo de la política y la economía) no son el resultado del trabajo de un periodista que se informa, comprueba y redacta unos hechos, sino el producto (nunca mejor dicho) de un gabinete de prensa/comunicación/relación con los medios que obedece a sus propios intereses: nada de preguntas, nada de investigación, sólo complacencia. Las noticias son la copia en papel (ya en páginas web) de declaraciones. La ventaja de esto es que resulta muy barato; las desventajas son todas las demás. Y es tan correosa, cómoda, complaciente y atrayente esta costumbre que un periodista local me respondía: ¿y cuál es el problema?

Durante la guerra de Vietnam los periodistas campaban a sus anchas e informaban de lo que veían. Dicen que eso contribuyó a la derrota de EE.UU., por lo que en su siguiente gran guerra, la de Irak en el 90, los periodistas iban ‘empotrados’ con los militares o no iban, y veían lo que éstos querían o no veían.

Hoy todas las instituciones y personas que dependen de la opinión ajena tienen personas en su nómina, muchos de ellos también periodistas, que agasajan a los periódicos con buenas comidas y un dossier con la información que les interesa ver por la mañana. Todo esto se adereza con una referencia a contratos de publicidad (el palo) y un fin de semana de hotel en un campo de golf (la zanahoria), y por este orden porque no hay que ser desagradables gratuitamente.

Pocos se pueden resistir, porque hacen falta ideas muy claras y un respaldo que sólo tienen los grandes. Resultado: la mayor parte de lo que nos llega (y eso suponiendo que tengamos interés y nos molestemos) es porque le interesa a alguien que nos llegue así. Pero no hay que ver en esto una conspiración o una conjura, sino la naturaleza humana de los que dan y los que reciben. Lo otro es complicarse la vida.


Referencia: http://www.arcadiespada.es/2009/08/15/15-de-agosto-2/

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