jueves, 18 de noviembre de 2010

> “Gracias por haber venido”

Por suerte, como éste es un ‘blog’ anónimo, puedo permitirme ciertos lujos y que me sigan invitando a fiestas.

Puede que sea un sesgo de mi nicho ecológico, pero a todas las fiestas a las que asisto en los últimos años los invitados no dejan de estar inquietos hasta que se marchan. Supongo que asisten por hacerles el favor a la pareja, o por responsabilidad de padres, o por negocios o para que no les bajen del estatus de ‘visibles’.

Las fiestas, así, son brevísimas. Tampoco se come ni se bebe más allá de un bocado, pero si falta avituallamiento se genera un nuevo tema de conversación en cuchicheos y confidencialidades.

Con la excusa del conducir, se soslayan con facilidad las copas, y ya casi tiene uno el pie fuera. A estas alturas, supongo o me temo, ya está casi todo dicho y no esperamos más de una fiesta que el placer que nos produce llegar a casa poco antes de la película, ponernos las zapatillas, tumbarnos en el sofá y darle al mando de la pantalla de plasma.

En las fiestas los anfitriones educados, cuando despiden a un invitado, dicen ‘gracias por haber venido’. No es sólo finezza, es que es realmente un esfuerzo moverse de casa.

3 comentarios:

  1. Pues vaya...

    yo pensaba que "fiesta" era otra cosa...

    será culpa de la crisis que lo invade todo....

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  2. Pues sí: ya nada es lo que era. O que nos hacemos mayores.

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  3. Sin embargo del primer párrafo se deduce que lo más irritante de una fiesta es que no nos inviten a ella. Nada es lo que era PORQUE nos hacemos mayores. Supongo.
    Un caluroso saludo.

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