viernes, 25 de junio de 2010

> Reseña: “El viaje al poder de la mente”, de Eduardo Punset

Con algunos libros uno tiene problemas. Punset me cae muy bien, pero no entiendo lo que dice ni cómo lo dice, ni tan siquiera por qué lo dice: ¡ya me gustaría!

El libro es una narración de sus encuentros con eminentes investigadores que apuntan recientes descubrimientos, sobre todo en el campo neurológico y del comportamiento humano. También hay ejemplos, extraños, muy extraños, de amigos que ejemplifican esos hallazgos. Y hay muchos recuerdos personales (su perro, sus nietas, sus viajes).

Leer un libro y no irse enterando de nada, y no por su elevado nivel científico, me resulta aburrido y preocupante, lo siento y lo temo. Al final sólo me quedan algunas anécdotas, varias confirmaciones de Perogrullo y una sana envidia de sus amigos.

3 comentarios:

  1. Yo he empezado a leer el libro y la verdad, no me entero muy bien de qué me está contando. No sé si es porqué aún voy por el principio o si va a ser todo el libro así... La verdad, nunca me había leído nada de Punset. Las veces que le he visto hablar por la tele le entiendo perfectamente, pero o yo soy muy tonta o creo que no es muy buen escritor....

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  2. Pues tenemos los mismos síntomas, ¿será grave? Creo que él no es mal escritor, ni mucho menos es culpa suya el no entenderle. De la misma forma que algunos libros (¡todos!) tienen sus épocas según qué lector, los autores tienen formas con las que no conectamos. A mí me pasó con "Tristam Shandy", y mira que lo intenté. También me pasó con Javier Marías, que me cae muy bien: quizá sea una cofradía de impenetrables, porque éste último tradujo el libro de Sterne al castellano...

    Gracias por el comentario, y suerte con el libro.

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  3. Bueno, no nos alteremos. Hay lecturas y lecturas. Es posible que lo vuestro sean las locuras feministas de "El código da Vinci" o las sonrojantes historias de amor tipo "Crepúsculo". No es grave, llegáis donde llegáis y punto. Asumirlo es el primer paso para... Bah, para nada. Suerte y no olvidéis respirar.

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