Todos los gobiernos son miopes, por lo que ven borroso todo lo que está lejos (por ejemplo el futuro a más de cuatro años o lo que está más allá de nuestras fronteras). Pero la situación económica en España es tan poco halagüeña que, como bálsamo oftálmico, ha conseguido aliviar esa ceguera: el gobierno anuncia que vamos a copiar el modelo alemán para los ERE. Además, esto seguro que sale bien porque en copiar no nos gana nadie (tenemos experiencia desde el instituto).
Pero esta tímida copia no va a arreglar de una vez por todas nuestro secular atraso y sentimiento de inferioridad. Lo que hay que hacer es bien simple: coger el toro por los cuernos (antes de que prohíban las corridas). Mándese una comisión interministerial de diez personas con una máquina fotocopiadora, que alquilen un tranquilo apartamento en Berlín y ¡ale!: a fotocopiar todas las leyes alemanas para implantarlas en España (y si es por decreto ley, mejor: la modernidad no necesita debates).
No creo que haya nadie en su sano juicio que dude de la efectividad de esta medida. España, por fin, sería un país homologable (quizá no con ISO, pero sí con DIN). Se podrían objetar, lo sé, algunas pegas operativas: que si la comisión es de diez personas, tres trabajarían y seis mirarían; que si es interministerial, se perderían en el aeropuerto durante días; que si consiguen alquilar algo en Berlín seguro que es junto a una cervecería para tener una excusa a media mañana; que ninguno hablaría alemán (estarían trabajando en la costa), etc.
Sí, sé que nos enfrentaríamos a esos problemas, pero ¡hay tanto por ganar si copiamos a los alemanes!
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