jueves, 8 de octubre de 2009

< Con palabras: Honra o barcos


Seguro que a la gran mayoría de los lectores de periódicos (El País, El Mundo, ABC, etc) no sólo no les gusta sino que abominan de los anuncios de prostitución que publican los diarios sin ninguna cortapisa y guardando la vergüenza bajo los faldones de la mesa camilla. Seguro que los directores de estos periódicos se sienten incómodos y preferirían las tradicionales gracias a San Judas Tadeo por favores concedidos. Pero ya ven: los periódicos tienen páginas y páginas de estos anuncios explícitos.

En el caso que nos ilustra, escogido al azar, nos enteramos de que encular a una chica cuesta 30 euros, que ser cordobesa es un plus digno de mención, que las caribeñas son ardientes y las orientales sumisas (además se desplazan), que Sabrina tiene un conejo peludo y que hay promociones especiales de sexo con travestis para principiantes. Las maduras, casadas y obesas (gordas) también tienen su lugar.

Si los directores de periódico miran para otro lado renunciando a su ideario editorial por un puñado de euros, y los lectores siguen comprando periódicos que les ofenden, ¿qué reacción podemos esperar contra la corrupción, la ineficacia, la impunidad?

2 comentarios:

  1. No es la prostitución, que existió, existe y supongo que existirá, siempre que sea ejercida con plena libertad por quién así lo decida.

    Lo verdaderamente irritante es la hipocresía de esos medios de comunicación que tienen doble cara y siempre están cara al sol que más calienta.

    El sol del dinero, por supuesto, pero les gusta aparentar que defienden la "buenas" costumbres.

    También me resulta curiosa la actitud de tanta gente que aplaude con su voto esa hipocresía. El mejor ejemplo es Berlusconi (por no poner ejemplos nacionales).
    J.

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  2. El sentido del artículo iba en esa dirección: no era criticar la prostitución, sino los que se benefician de ella sin reparar en congruencias.

    Lo que no tengo tan claro es lo de Berlusconi: me temo que es que es así...

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