
El alcohol, tomado en la medida, hace que el mundo gire, que nuestra cabeza gire, y por eso lo bebemos. Los giróvagos de Konya giran y giran hasta el éxtasis místico. Volvemos a ese restaurante que tanto nos gustó. Bailamos. Damos vueltas por el barrio, por la ciudad, por países lejanos. Nuestra vida con suerte tiene muchos giros desde los pañales hasta las sabanillas de contención urinaria, y entre medias quizá nos gusten tanto las vueltas porque mientras se gira nos aturdimos y nos olvidamos de nosotros mismos: salimos de nosotros para luego volver.
Parque de atracciones Tívoli, Málaga
Me gusta, vamos girando con alegría siempre que podamos pero esperemos que para encontrarnos a nosotros mismos sin dramatismos en esta rueda. Buenas tardes. Como casi para mí este mundillo es una novedad sólo consigo comentar como anónimo en tu desplegable pero no soy tal.
ResponderEliminarSaludos
Firma b123456789087
Gracias por el comentario. Sí, giremos, pero seamos prudentes (vaya) y digamos que no tanto como para marearnos.
ResponderEliminar(Lo del anónimo pero que no lo es ciertamente intriga...)
Me ha traído un recuerdo del olvidado y creo que abolido himno de Madrid con letra de Agustín García Calvo:
ResponderEliminar"Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto."