martes, 26 de julio de 2011

> Pisa en el Aljarafe sevillano

La mayoría de nosotros vivimos en un entorno homogéneo hecho a nuestra imagen, y en raras ocasiones la vida nos pone en contacto con personas de otros mundos. Hay algunos trabajos, sin embargo, que por su propia naturaleza te muestran un amplio ejemplo de tipos sociales ajenos a los que uno frecuenta.

Uno de esos trabajos es la atención al público en una oficina de expedición de DNI: todo el mundo pasa por ahí. El desapacible azar me ha acercado a un pueblo en los alrededores de Sevilla. Mientras esperaba, el funcionario atendió en diferentes momentos a tres ciudadanos de unos veinte años calzados con Nike, piercing, tatuaje y camiseta de la selección nacional de fútbol… que no sabían escribir. No que tuvieran faltas de ortografía o rellenasen la casilla equivocada. No. Nada de ancianos jornaleros que no aprendieron lo básico por las penurias de la posguerra. Simplemente no entendían el simple formulario oficial ni mucho menos sabían cumplimentarlo.

Me dijo luego el funcionario que lo peor es que no les daba vergüenza reconocerlo, sino al contrario. Y más, que tenían el título de graduado escolar. Siempre son varones, y para suplir su ignorancia (que ellos valoran como signo de hombría suma) se hacen acompañar por la novia o por su madre para que les haga ‘los papeles’ mientras ellos responden con guturales monosílabos al funcionario.

Las invariantes de la Andalucía profunda con el envoltorio de una Nintendo.

2 comentarios:

  1. Con un par de trazos has dibujado una escena de terror postmoderno. Qué miedo me dan esta gente, y no sólo están en la Andalucía profunda, los ves por todas partes. Y digo miedo porque si de ellos depende mi futura paga de jubilación, mi seguridad social, etc... no quiero ni pensarlo. Ya sé que no son muchos, pero viendo como suben los siguientes, viendo como está la educación y el trabajo, viendo los modelos sociales (¡horribles las televisiones!)...¡esto va a peor! Y para más desgracia, los jóvenes más preparados se van al extranjero en busca de oportunidades, pero "esos" se quedan.
    En fin, no quiero dramatizar, pero es un tema lamentable y no veo una preocupación social por encararlo. Parece que el único problema de los jóvenes sea el paro, pero esto es más profundo.
    Bueno, dejémoslo, agosto no es momento para calentones.
    ... aunque parece que este año a los especuladores del mundo se les ha calentado la cabeza. ... bueno, a ellos no, más bien estarán disfrutando al sol de los paraísos fiscales mientras sus ordenadores programados se dedican a hundirnos en la miseria.

    Bueno, lo dejo ya, que cada vez me pongo peor...

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  2. Agosto no es tiempo de estas cosas, ¡pero en septiembre no tenemos tiempo! Sí, es espeluznante. Supongo que algo así deben ser los que saquean ciudades inglesas para comprarse unas Nike o conseguir una videoconsola. Pero hay una diferencia: la reacción allí y aquí.

    Yo también me pongo malo: me voy a la piscina y que salga el sol por Antequera.

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