jueves, 29 de abril de 2010

> El calentón de los cuarenta

Conozco varios casos de hombres que al rondar los cuarenta años se separan de su pareja. Es un lugar común también en las comedias, aunque maldita la gracia que les hace a ellas.

Es raro el caso de que vivan mucho tiempo solos, y raro es también que se relacionen con una mujer de su edad, salvo que fuera un antiguo amor frustrado por un inconveniente matrimonio. Casi siempre salen con mujeres mucho más jóvenes.

Con frecuencia suele pensarse que el cambio obedece a un motivo puramente sexual, y sin duda esto influye cuando la atracción disminuye por el desgaste de los años. Creo sin embargo que la visión de la finitud de la vida es la que les hace buscar otros cuerpos más jóvenes con los que rejuvenecerse. Vampirizan a la víctima aun a costa de hacer, algunos, el ridículo poniéndose un bañador ajustado de lycra o haciéndose un corte de pelo atrevido.

A los cuarenta no somos ni jóvenes ni viejos, pero vemos atrás los días de sol y delante las cremas bronceadoras, y tenemos miedo y algunos buscan unos brazos más tiernos y suaves.

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