viernes, 19 de febrero de 2010

> Siempre nos quedará el tiempo

Es tradición que en los ascensores, cuando no se tiene nada de qué hablar pero se tiene que hablar de algo, se hable del tiempo. Benditos sean, pues, los países en los que en el invierno por la ola de frío y en verano por la ola de calor los informativos se ocupan por extenso de estos temas. Si falta un atentado, una crispación, otra metedura de pata del gobierno, se habla del tiempo. Si hablan de otra cosa cuando afuera hace frío o calor, malo: ocurre algo en el mundo (y cuando ocurre algo es que es malo).

Hoy ya he hablado del tiempo.

2 comentarios:

  1. Hay un tiempo para hablar
    y lo hay para el silencio.

    Supongo que en un ascensor es tiempo de hablar del tiempo (valga la redundancia :-)

    Hablar de algo, por supuesto.
    Aunque sea del tiempo.
    Por algo se ha de empezar.

    Una vez roto el hielo y desaparecidas las borrascas
    resulta más fácil hablar del buen tiempo que habrá en el campo, en la montaña, en la playa,
    en las vacaciones, de los niños, del trabajo, de los amigos....

    Hablar del tiempo puede hacer la vida algo más fácil, más compartible con los demás.

    ¿Ves?. Tú has empezado a hablar del tiempo y no te has quedado sólo,
    como te ha pasado otras veces.

    El tiempo nos hace la vida más amable.

    Saludos.
    Pepi.

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  2. Gracias por el comentario.

    Sí, pero a veces resulta tan convencional...

    En cualquier caso, yo no hablaba del tiempo, sino de las noticias sobre el tiempo.

    Un saludo

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