Se puede pensar que es una licencia poética, una forma inocente de encontrar un chascarrillo para hacer un artículo. Sin embargo, no lo es.
Estuvo toda la noche lloviendo fuerte, después de varias semanas, varios meses, en los que más ha llovido que salido el sol. El río, habitualmente seco, venía con agua tintada de barro. No fue preciso contratar ningún espectáculo adicional para que por la mañana decenas de personas acompañadas de sus hijos bajaran en coche a la orilla del río a extasiarse con el espectáculo (recuerden: sólo era un río con agua). Los niños faltaron al colegio, los padres que aún trabajan pusieron alguna excusa, los parados dijeron que mejor ahí que en el bar (saludos a Durán i Lleida).
Pensemos por qué un río con agua pasa a ser un espectáculo tan popular. El río es un epifenómeno.
Bonita escena, los cursos de agua dan para mucha licencia poética, aun sin pretenderlo. Le ha salido un hermoso post, y ya que nos pide que pensemos, me apunto a ello con gusto por todo lo que me sugiere. Pensar es plantearse cuestiones:
ResponderEliminar¿Hubo alguna vez una entrada titulada “Quién necesita la ficción (1)”? ¿Ha sido un título-cebo para que repasemos sus entradas antiguas?
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¿Por qué siempre que hay sequías y calor nos machacan con el calentamiento global y sus consiguientes desgracias futuras y en cambio cuando hay temporadas más lluviosas y/o frías no se discute esa teoría? El engaño global más exitoso de la historia.
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Lo suyo con Durán Lleida, a estas alturas, ¿es una obsesión personal o es que se apunta usted ya sin complejos a la moda española de meterse con los catalanes con cualquier peregrina excusa? No veo el tema, que los parados pasen tiempo en el bar es algo humanamente comprensible. Al fin y al cabo lo de Durán no fue nada comparado con lo que dice usted de sus propios paisanos, a los que pinta como vagos, mentirosos e irresponsables. Según usted, allí padres e hijos abandonan sus obligaciones con falsas excusas tan solo para ver un río con agua. ¡Vaya y cuéntele eso a un alemán!
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Lo del epifenómeno me ha encantado aunque no le entienda. Un término que no conocía, gracias. Pero la definición del diccionario me causa problemas; ahora solo veo epifenómenos por todas partes. Podemos pensar que todo fenómeno deriva de otro y así sucesivamente hasta llegar al único fenómeno primario en el orígen del universo.
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Un buen artículo, le ha quedado fenomenal... o epifenomenal, ¡como quiera!
Saludos.
Cómo me estimulan sus comentarios en el blog, sobre todo cuando alaba los artículos (espero que sea éste el caso). Pero vamos a lo que interesa.
ResponderEliminarSí, sí que hay un 'Quién necesita la ficción'. Puede buscarlo en Google, aunque con ello contribuirá más al calentamiento global (jajajaja: lo siento, tenía que decirlo).
Sé que no me va a creer, pero con Durán i Lleida me pasa lo que con Mas: me parecen dos políticos excelentes, lo que no quita que Durán se equivoque como todo hijo de vecino. Hay cosas que yo pienso y que no digo en voz alta, y si además fuera político y tuviera delante una cámara me pensaría las cosas dos veces antes de decirlas, salvo que quiera ser asidua referencia de un blog.
No sabía yo que tuviera tan mala opinión de mis conciudadanos, y eso se lo dice uno que quería ser francés. La confusión, if any, viene del hecho de confundir el todo con la parte, la experiencia con la trascendencia, la norma con el... epifenómeno. Hay malagueños que tiran latas de refrescos por la ventanilla del coche, hay malagueños que se extasian viendo un río pasar, hay británicos pederastas, gallegos ladrones y catalanes corruptos. ¿Y? El decirlo contribuye al conocimiento, pero no debe inducir (al menos no en mi propósito) a considerar que los malagueños son sucios, los británicos pederastas, los gallegos ladrones y los catalanes corruptos.
Por cierto, no sé si hay una moda entre los españoles de meterse con los catalanes bajo cualquier excusa. Lo que sin duda sí que hay es una costumbre de algunos españoles en abonarse a los estereotipos que asignan libremente a los andaluces, por poner un ejemplo.
Lo de los epifenómenos es como reventar burbujas de embalado: no puedes ya dejar de hacerlo. La palabra la leí por primera vez en las 'Meditaciones' de Marco Aurelio, y la verdad es que el ejemplo que pone con el pan es irresistible. Desde entonces yo ya no veo cosas, sólo muertos y epifenómenos.
Gracias por el comentario, qué haría yo sin sus espuelas.