miércoles, 5 de febrero de 2014

> Ante el fin

He visto varias personas en el trance de morir. No se acordaron de sus cuentas corrientes, ni de su Audi, ni tan siquiera de sus hijos. Revivían sucesos de la infancia, algunos terribles y otros triviales como el soplar del viento. En vida, sin embargo, nuestros afanes fueron bien distintos; cuando escuchamos música en el sótano de casa se nos vienen recuerdos enredados en los primeros años al compás de las fugas de Bach.

Cuando niños el mundo es eso que está allí enfrente, y estamos solos en el miedo que es imaginarlo y soportarlo. En los últimos sones volvemos a estar desamparados, pero no ante el mundo, sino ante la nada. Morimos como soñamos, solos, y buscamos a nuestra madre.

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