viernes, 24 de enero de 2014

> El doble sentido

Me encantan los dobles sentidos: ¡se ahorra tanto! Uno dice algo y los de derechas de buen humor piensan que hablas mal de la izquierda, y los de derechas de mal humor piensan que hablas mal de ellos; los de izquierda, se limitan a sonreír y a cambiar de tema. Con los dobles sentidos matas dos pájaros de un tiro, das dos mandobles con un solo gesto y aprovechas que el Pisuerga pasa por Valladolid. Un doble sentido corta o amorata, beneficia y humilla, ensucia y restriega, pero sobre todo es generoso.

En el lado contrario del discurso están las medias verdades, cicateras y hurañas, que miran antes de salir por si acaso llueve. Las medias verdades primero calculan y buscan la equidistancia entre el verdugo y la víctima, la caridad y la justicia. Las medias verdades guardan las espaldas y pretenden aguantarlo todo, en el mañana.

Vean un telediario cualquiera, lean un periódico antes de envolver con él las copas de navidad, y busquen entre los editoriales y los entrecomillados los dobles sentidos y las medias verdades, y luego díganme por qué estamos en crisis.

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