martes, 3 de mayo de 2011

> Osama cleared

El presidente de los EE.UU. lo dijo clarito clarito: que había autorizado una operación para matar a Osama Bin Laden. Luego parece que se le había intentado capturar, pero se resistió y acabó con un tiro en la cabeza y sepultado en el fondo del mar.

Todas las cosas tienen un precio, una contraparte. La de la democracia y el derecho permite dormir a pierna suelta, pero cuesta mucho dinero y se corren riesgos: sólo se lo pueden permitir los ricos. El haber detenido y juzgado a Bin Laden hubiera sido una buena noticia, pero con su muerte de esta forma se justifica que se dictamine culpabilidad sin intervención de un juicio, que un grupo de comandos opere en un país extranjero sin su permiso, que se acabe con la vida de otro…

A estas cosas nos tienen acostumbrados, seguro, todos los países, pero al menos contábamos con la discreción y la negación de los hechos, excepto en el caso de Israel. Ahora ya lo ha hecho papá, así que se abre la veda. A esperar, pero ya no se podrá decir eso de la supremacía moral. Ellos han ganado, quizá no por el contenido, pero sí por las formas.

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