viernes, 3 de octubre de 2014

> Como una oveja eléctrica

Esta semana me he dado cuenta de golpe de que soy mayor. Me veo casi todos los días y no aprecio esos pequeños cambios que con la tenacidad de lo inevitable nos hacen viejos. Sin embargo esta semana me he dado cuenta que estoy más cerca, mucho más cerca, del ataúd que de la cuna, y cada vez menos cosas de las que hago se iluminan en el futuro.

Me sorprende que cuando hablo a mis hijos ellos me escuchen no como a un igual, y que me traten de usted en algunas, pocas, tiendas. Cuando abro los ojos por la mañana me siento el joven curioso que siempre creí ser, pero al llegar al espejo veo que la tersura de la piel no es la que era ni los pliegues en la cara se corresponden con los de un joven. Siento la cercanía de la negra sombra, y sé que lo que he visto, lo que he sentido e incluso lo que pienso se perderá en el tiempo “como lágrimas en la lluvia”.

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