martes, 22 de enero de 2013

> Minimalismo

Todo mínimo: el espacio que ocupan los libros, las familias, los teléfonos móviles, el número de espermatozoides, los ordenadores, los sueldos, las prestaciones públicas, los pisos, las vacaciones, las distancias, los coches… Y no se lo achaquen todo a la crisis, que pasará.

Antes uno creía saber si una persona era culta por la extensión de su biblioteca; hoy en cualquier eBook caben miles de títulos. Las casas tienen ahora menos metros y menos habitaciones de las que solían, las familias son más pequeñas. Millones de personas tendrán una vejez estrecha, muchas no habrán cotizado para aspirar a una pensión. En un futuro cercano, con el triunfo del minimalismo, con los chantajes de la tecnología, ¿cómo crearemos una opinión? Para tener opiniones hay que tener holgura y tiempo; si no, lo que se tiene es ira o resignación. El hueco lo ocupa el eslogan.

Nos hacemos viejos, qué bien cuadra esa frase tan repetida de que nuestros hijos serán los primeros que vivan peor que sus padres. Bueno, en realidad eso ya ha ocurrido antes, pero pensábamos que era cosa del pasado que ahora nos arrolla.

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