martes, 9 de octubre de 2012

> ¿Para qué salir de casa?

Qué pereza arreglarse y coger el ascensor, el coche y llegar a cualquier sitio donde hay colas, te tratarán mal y te preocuparás si llegas sudado. Ya no sólo es posible, sino gratificante, vivir sin salir de casa; incluso hay personas que trabajan en pijama, ya sea montando bolígrafos o invirtiendo en bolsa o programando.

Los suministros básicos hace ya tiempo que vienen a casa con sólo darle a un interruptor o abriendo un grifo. Ahora, además, y gracias a internet, podemos hacer que un señor de Mercadona o Carrefour nos traiga a casa por muy poco toda la comida que nos gusta, sin colas ni prisas por los congelados. También está a nuestro alcance, y a mejores precios, comprar a distancia televisores, lavadoras o muebles. ¿Ir al cine en tiempos de crisis para cansarte de esperar, amoldarte a sus horarios y que no te dejen entrar palomitas de fuera? Quiá: ya hay televisores 3D a precios ventajosos con los últimos estrenos y decenas de canales de todo tipo.

Si no te apetece cocinar, puedes llamar para que te traigan al momento comida china, italiana, norteamericana, riojana… Incluso el sexo de pago está al alcance del teléfono.

También podemos encontrar pareja a tiro fijo, con menos ensayos y menos nervios que con el sistema tradicional de sentarse a comer pipas o salir a cenar. Podemos hablar y conversar gracias al ordenador con personas afines de cualquier parte del mundo siempre que nos apetezca y con apenas coste emocional.

Todas estas posibilidades se abren paso cada vez más en nuestras vidas, ayudadas por su bajo precio y comodidad. El mundo más allá de la puerta de casa se hace incómodo, caro e inseguro. Sólo si te apetece que la policía te aporree deberías salir de casa e irte a una estación de tren, pero ya verán que con el tiempo hasta esta asistencia la sirven a domicilio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario