lunes, 19 de marzo de 2012

> Mercachino

El presidente de Mercadona, Joan Roig, ha saltado a los titulares de los periódicos por la opinión de que deberíamos fijarnos en la ‘cultura del esfuerzo’ de los bazares chinos. No podría estar más de acuerdo en la literalidad del pensamiento. Pero dicho así, uno cree entender que a lo que se refiere el Sr. Roig no es a la ‘cultura del esfuerzo’, sino al ‘modelo de bazar chino’ (lo otro es una obviedad).

Como tengo espíritu calvinista me parece muy admirable que los bazares chinos abran catorce horas al día, casi siempre con el mismo personal que si abrieran sólo ocho. Sin embargo, el ‘modelo chino’ también implica, para ahorrar costes, una ausencia total de valor añadido. No es sólo el aspecto espartano y poco apetecible de las tiendas, sino la racanería en la inversión, el trato muchas veces justo (por no decir hosco) al cliente, la mala calidad de los productos… Sí, los chinos trabajan muchas horas, muchísimas, pero su única ventaja es el precio.

No es precisamente éste el modelo con el que ha triunfado Mercadona, y eso lo sabe bien el Sr. Roig. Si nadie hace algo por nada, la pregunta pertinente es: ¿qué intenta conseguir el dueño de Mercadona?

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