martes, 7 de febrero de 2012

> Spanair y Betamax

Los que se ven en la necesidad de coger aviones de continuo, lo aprecian la primera vez, pero a partir de la quinta ya se sienten asqueados. Quien se haya visto en esas circunstancias sabe la paciencia que se pierde, el tiempo que no se gana y el aborrecimiento a Iberia en particular y a los aeropuertos en general. Sin embargo, con Spanair, había esperanzas: te trataban bien, los aviones salían a su hora y hasta hacían rifas en las que tocaba un viaje a Santiago de Compostela. En Iberia, a las afueras de Madrid, tienen un hangar donde guardan los impresos de reclamaciones que les presentan sus clientes, todos sin contestación.

Con algunas prevenciones está bien ser agradecido, y debemos estarlo con Spanair. Luego ocurrió el terrible accidente de Barajas: parece que las cosas en la sala de máquinas no funcionaban como las sonrisas de las azafatas. También hemos visto las cocinas de VIPS y no se diferencian de las del bar de la esquina, aunque las patatas fritas te las cobran mucho más caras.

Spanair daba mejor servicio que Iberia o que Air Europa (¡Dios nos guarde!). El sistema de vídeo Betamax era mejor que el VHS, pero fue éste el que se impuso (ahora, cien años después, todos calvos). No gana el que se lo merece, sino el que mejor se lo monta.

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