lunes, 13 de junio de 2011

> “- ¿Me pasa usted el canapé, por favor?”

El jueves pasado, se celebró (nunca mejor dicho) en Valencia el inicio de la nueva legislatura autonómica en el parlamento. El periódico ‘El País’ lo calificó al día siguiente como ‘esperpento’ porque más del diez por ciento de los parlamentarios, empezando por el presidente autonómico, están imputados en casos de corrupción (Gürtel, Brugal, etc), y porque el nuevo presidente de la cámara juró el cargo con un crucifico que se había traído (o hecho traer) de su despacho. Esto último es una anécdota.

Después de tan agotador trabajo inaugurando el año legislativo, sus señorías asistieron a un ágape para 250 personas (los parlamentarios son 99) que parece costó 18.000 euros. Los únicos que no asistieron fueron los de IU y, supongo, Compromís. A unos metros, en la calle, unos cientos de manifestantes ‘Indignados’ fueron corridos por la policía.

En aquel punto concreto de Valencia se juntaron en esos momentos varios mundos que no se enteraban de la existencia de los otros: los del PP organizando la comilona y aplaudiendo satisfechos, los del PSOE asistiendo para que no sobrara nada de jamón del bueno, la policía repartiendo porras, los del 15-M poniendo el lomo y los votantes del PP y del PSOE en la cola del paro después de haber votado. Pero no hay que hacerse mala sangre: ésta es la grandeza de la democracia, que los valencianos tienen lo que quieren. Qué tranquilidad.

2 comentarios:

  1. Creo que en Andalucía también están muy contentos.
    También ahora tienen lo que quieren, y antes tuvieron lo que quisieron. Por eso viven tan bien y están a la cabeza de todo lo mejor.

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  2. Sin duda, no seré yo quien lo niegue.

    La afirmación no la decía con ironía, aunque sí con distancia. Creo que en una democracia las personas son responsables de lo que eligen, y eso vale para Valencia, Andalucía, Guipúzcoa e Italia.

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