lunes, 19 de julio de 2010

> Árbol genealógico

Hace un par de meses decidí investigar sobre mis antepasados y representar los resultados en un árbol genealógico. Esto quizá sea uno de los máximos exponentes del narcisismo, pero, en fin, peor es irse a la calle a pegar tirones a los bolsos de las ancianas.

Partía de una pequeña reseña de mi abuelo y de mi bisabuelo paternos hecha por mi padre. De la parte de mi madre, sólo los nombres y ni una sola fecha. A partir de ahí con la ayuda de Google, de amables funcionarios de juzgados de paz, de varios registros civiles y del archivo diocesano de Málaga (y, por qué no decirlo, pese a la miopía del obispado almeriense), he conseguido un árbol frondoso que en alguna de sus ramas llega hasta el siglo XVI.

Este trabajo no sólo es algo que colocaré sobre el estante de la chimenea a la espera de los ‘oh’ de admiración, sino que además disfruto de esta mezcla de investigación, contacto humano, capacidad de persuasión, organización y tecnología. Es además una tarea artística en el sentido de que nunca se acaba, si acaso se abandona: cuanto más se progresa más se amplía.

Me permito recomendarles esta distracción, si es que sólo es eso. Salvo que tengan algo realmente mejor que hacer, lo que tampoco es una excusa para no empezar.

4 comentarios:

  1. Antes que nada, perdon por no poner acentos pero hoy no me salen (¿?)

    Hace unos años mi madre hizo su arbol genealogico a partir de los papeles guardados en la casa familiar, siete generaciones y mas de cien nombres. Me sorprendio conocer los apellidos que llevaba "dentro" y de los que ya se habia perdido todo rastro.
    Vale la pena hacerlo, aunque sea con lo poco que uno encuentre, siempre se puede dejar a los que vienen detras para que lo vayan ampliando.
    De todas formas, creo que esto de los arboles, cuando se hacen hacia atras buscando ascendientes resulta un poco complicado y a veces subjetivo. Lo facil es seguir el apellido paterno, pero eso es un pelin machista y ademas hay una alta probabilidad de "errores geneticos" (vamos, que los genes no sean los del apellido, no se si me explico...). Si ponemos lineas paternas y maternas las ramas se complican hasta el infinito y no hay forma humana de representarlo en un papel.
    ¿Que criterios has seguido?

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  2. ¿Me empiezo a preocupar?: estoy de acuerdo en todo.

    En mi caso concreto el azar ha querido que viviese en la misma provincia que uno de mis bisabuelos paternos, por lo que he tenido la posibilidad de consultar los registros parroquiales y remontarme hasta el siglo XVI para presumir de prosapia, aunque el que compartió ese apellido fue mi padre, no yo.

    He intentado ampliar la información tanto de las ramas paternas como maternas a través de las generaciones, pero no sería sincero si no dijese que con especial interés hacia los varones, que son los que transmiten el apellido y por tanto con los únicos con los que me une algo tangible (mejor: legible).

    Al menos para mí está siendo una grata experiencia. Hoy, por ejemplo, me he enterado de un secreto familiar de hace cien años...

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  3. Pues eso, un pelin machista. Como te supongo "de letras", te informo que los cientificos, cuando estudian linajes siempre siguen la linea femenina. Por algo debe ser...

    Vaya, secretos de familia... ¿hay tema para una novelita?
    Ya que te gusta escribir, con un poco de suerte "a lo legible le puedes sacar algo tangible".

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  4. ¡Ay Josep! Lo de la línea femenina es por razones de seguridad y por el ADN mitocondrial. Descartado lo primero, para lo segundo ya descubrirán algo dentro de poco.

    Supongo que debo ser algo vago, porque cuando me enfrenté a la tarea de inventariar seiscientos individuos preferí elegir un sexo y quedarme con la mitad del esfuerzo y casi la misma gloria.

    Por cierto, ¿te parece poco provecho tangible el que ya le saco a lo legible?

    Un saludo.

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