martes, 11 de noviembre de 2008

> De sabios es modificar (y 2)

Después de escribir y publicar el anterior artículo leí un comentario en el blog de Martin Varsavsky que me pareció muy interesante. Es el número 117 y lo firma ‘las cosas claras’. Viene a decir que un blog no es como la casa de uno, sino más bien como una plaza pública donde uno expone lo que tiene, y como lugar público que es tienes, quizá, que aguantar a clientes inoportunos o a niños que lloran muy alto. De hecho, si uno quiere abrir en internet algo privado como su casa lo que ha de hacer es una página privada con usuarios y claves. El comentario sin duda está bien argumentado y expuesto, y abre un debate enriquecedor sobre este tema.

Al poco de leerlo casi me hizo cambiar de idea sobre lo que yo había escrito en mi artículo (no me gusta el anglicismo ‘post’). Pero como de sabios es (volver) a modificar, tras una ligera reflexión debo decir que no comparto el juicio del comentarista.

En primer lugar, desde el punto de vista técnico, el propietario de un blog puede moderar la información que publica: es el único que puede borrar comentarios que no le gusten, quitar artículos, etc. Estas funcionalidades están a su disposición en cualquier blog, y por tanto forman parte de la definición del mismo.

Sin embargo no es la capacidad técnica de hacerlo lo que lo justifica. Aunque uno esté en la calle no debe permanecer ajeno si alguien veja a otra persona, si la roba o la agrede de alguna forma. No estoy de acuerdo con el ‘todo vale’ ni con el relativismo absoluto, ni comulgo con el ‘laissez faire’ a ultranza porque casi nunca las posiciones de igualdad iniciales de los contendientes que lo justificarían son equivalentes. Desde ese punto de vista, si un comentario en un blog humilla en atención a la raza, descalifica por el sexo o insulta por cualquier otra condición personal, creo que es oportuno ponerle coto. Quizá lo mejor sería argumentar contra tales comentarios pero ¿no estaríamos entonces bailando al son que nos tocan? ¿tendríamos que plegarnos a hablar sobre lo obvio? ¿tendríamos que tener esa cortesía con quienes no suelen tenerla?

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