jueves, 23 de julio de 2015

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He regresado de vacaciones entero, y he aprendido varias cosas. Aparte de los lugares que he visitado en Italia, sé que no hay que invertir en hoteles. También que mi espíritu empieza a fatigarse con las giras veraniegas y el calor y las masas; he aprendido pues que el verano lo hizo Dios para descansar junto a una masa de agua y un buen libro, por ese orden. Y que es mejor hacer pequeños viajes al año que uno grande y extenuante.

Escribí hace tiempo en este dietario que cuando era joven y aguerrido viajero me deprimía volver a entrar en la cutre España desde la limpia y ordenada Francia. Ahora ya me he reconciliado un poco con mi país, y al menos los trenes, los autobuses, los hospitales, las calles y las fachadas de España están muy por delante de sus homólogas italianas. También por último he aprendido que en todas partes cuecen las mismas habas, subproducto de los tiempos y las geografías. Viajar relativiza, por eso es bueno.

4 comentarios:

  1. Quite las interrogaciones y una las dos palabras con la conjunción copulativa 'y'. ¡Qué pleno!

    Un saludo

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  2. Pues ya ve, de tanto leerle entre líneas he acabado desarrollando capacidades insospechadas...

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