martes, 16 de junio de 2015

> Hoy me he levantado liberal

Hace un tiempo publiqué una foto del almacén de Reyes Magos, donde había muchas (demasiadas) cajas de mercancías compradas en Amazon. Un lector me comentó que le parecía triste, y que él hacía las compras en pequeños comercios y disfrutaba con la actividad.

Hace unos días compré una tableta en Amazon. Busqué en varias tiendas físicas donde los vendedores o no aparecían o se manifestaban demasiado ansiosos; también busqué en otras tiendas online. La de Amazon, como casi siempre, era la opción más barata.

Desde que le di al ratón, tardó veintitrés horas en llegar a casa, con la opción más económica de entrega. Pero, ay, la tableta no me convenció.

Entré en mi cuenta de cliente, y sin darle explicaciones a nadie pulsé el enlace para devolver el producto. Me descargué una etiqueta que debía ponerle a la caja y la simple instrucción de ir a Correos o llamar a un mensajero. Fui a Correos, no tuve que pagar nada ni rellenar ningún formulario y, al salir por la puerta, recibí un mensaje de Amazon comunicándome que ya se me había transferido la devolución... sin comprobar lo que yo les acababa de enviar.

Para aprovechar el buen tiempo fui a una tienda de bicicletas a cambiarle la cámara a la mía. Éramos tres clientes esperando, mientras el vendedor que tenía un solo procesador no podía hablar a la vez de la barbacoa del domingo y despachar eficazmente un sillín con relleno de gel. Cuando me llegó el turno, quince minutos después, no tenían las cámaras adecuadas y, aun en el caso de tenerlas, me dijo, tendría que dejar la bici allí y volver otro día porque 'tenía mucho lío en la tienda'.

Amazon por ahora no cambia cámaras de bicicleta ni tarda diez minutos en servir una caña de cerveza con pitufo de lomo, pero me da que si ellos son una multinacional de éxito y no la tienda de bicicletas de la esquina ni el bar de enfrente debe ser por algo. Con nuestras decisiones de compra ¿debemos premiar la falta de interés, la poca innovación, las carencias?

2 comentarios:

  1. Diría que ha comparado peras con manzanas, pero usted ya lo sabe. A mi en la tienda de bicis me atienden amablemente y a menudo me ofrecen información y/o conversación más interesante que la habitual con un repartidor de paquetes. Cierto que a veces hay que esperar, con lo poco que voy no me quejaré, es ocasión para curiosear materiales y novedades expuestas.

    Al tema, dígame antiguo pero nunca he comprado en amazon ni similares. No solo por el gusto de mirar en tiendas físicas, sino por militancia social, incluso por lo que algunos calificarían de patriotismo. No, no se trata de una boutade porque me guste sorprenderle, le hablo en serio.
    En España hace años dejamos de fabricar para ceder esa actividad a otros países con mano de obra más barata; ahora también dejamos el comercio.
    Usted se ahorra un dinero porque la tableta se fabrica con mano de obra mal pagada y con unos derechos laborales que nunca aceptaríamos aquí. Se ahorra un dinero adicional comprando a través de una empresa que ofrece buen precio gracias a no pagar impuestos. Además la forma de pago es a través de otra multinacional que también saca beneficio fuera de aquí. Prácticamente todo el dinero que paga usted es una fuga de capital y un empobrecimiento de España. Eso es peor que silbar al himno.

    En pocos años aquí solo habrá trabajo para repartidores, camareros y putas. Y probablemente habrá que trabajar en las tres cosas a la vez, porque con solo un sueldo no podrá vivir nadie.

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  2. Veo que poco a poco, artículo tras artículo, va usted deslizándose hacia mis posiciones: cada vez se acerca más al lado oscuro de La Fuerza...

    Sí, yo también soy pesimista, y tengo que decirle que estoy totalmente de acuerdo con usted (salvo el último párrafo, excesivo). Y no sólo estoy de acuerdo sino que además creo que tiene razón.

    Pero desde hace algunos años me he ido deslizando por la vertiente del pragmatismo y el estoicismo. Yo era de los que arrastraba la bolsa llena de botellas de vidrio hasta el contenedor a trescientos metros, yo era el que llegaba puntual a las citas, yo era el que dejó de comprar Gillette cuando cerraron la fábrica sevillana... hasta que leí que el ayuntamiento mezclaba en el camión los vidrios con las bolsas de la basura, hasta que los que llegaban tarde se disculpaban con una gracieta y además quedaban como dios, hasta que vi que las otras maquinillas están hechas en China.

    Tengo ordenador y tableta, cámara de fotos y televisor hechos en el sureste de Asia en las condiciones que usted dice. Mi móvil seguro que tiene coltán del Congo. Mis vaqueros son de algodón de Pakistán. Las judías verdes vienen de Kenia. La gasolina de la ruina de Nigeria...

    Sí, qué le voy a decir, salvo que mis circunstancias no me permiten ser un eremita y que tampoco abuso de mi posición.

    Pero el caso del artículo iba por la profesionalidad. Quizá sea yo muy tiquismiquis, pero tengo problemas para encontrar un bar donde sirvan con esmero, un fontanero que cumpla con su trabajo y un vendedor que disfrute de su oficio. Por eso, cuando Amazon funciona tan bien me pregunto si debo comprarles a ellos o a los garrulos de...

    Y así vamos tirando. Hoy me he levantado abúlico.

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