martes, 5 de agosto de 2014

> Toxoplasmosis

En un programa de televisión he visto que existe una enfermedad producida por un microorganismo que altera la percepción de la realidad. Cuando afecta a los ratones, éstos se sienten atraídos fatalmente por los gatos. Es la forma que tiene el patógeno de llegar al interior del felino, que es su objetivo; para ello segrega una sustancia que modifica el comportamiento del ratón, para su desgracia.

No es sólo un problema de los roedores. Un profesor de parasitología de la universidad de Praga tiene toxoplasmosis, y se manifiesta en tranquilidad ante la urgencia (su compañía de seguros debería estar advertida). Por suerte no es un ratón, y no ha tenido aún la desgracia de enfrentarse a un problema vital donde la prisa sea la diferencia entre la vida y la muerte.

Este comportamiento no se conocía hace años. Puede que haya otros organismos u otras sustancias que inadvertidamente trabajen para sí con nuestros muebles, pensando nosotros que en realidad dirigimos el barco. Puede que eso explique el mal carácter, la generosidad, robar al erario público o el sentido del humor. De aquí se sigue la pregunta, ¿somos libres? ¿responsables de nuestros actos? ¿existe el yo o es una ilusión metanfetamínica? Qué mecano.

2 comentarios:

  1. Hola, muy buenas, supongo que aún de vacaciones, ¿no?

    Hoy mi comentario es casi obligado; como afectado de toxoplasmosis congénita debo decirle que su escrito es lo más fantasioso que he leído al respecto. Iba a recomendarle que le echara un vistazo a la wikipedia, pero acabo de comprobar que el artículo correspondiente parece haberlo escrito algún afectado de toxoplasmosis cerebral
    :-D
    Creo deducir que usted no conocía esta enfermedad, así suele ser en España a pesar de su alta frecuencia, cosa que se entiende porque suele pasar inadvertida. Sin embargo en otros países europeos sí es tenida en cuenta, y las embarazadas saben que p.ej. no deben tocar la tierra del jardín (se transmite por los excrementos de gato).
    Resumiendo, solo es un peligro para el feto y en personas inmunodeprimidas. Algunas formas graves es cierto que afectan al cerebro, pero los síntomas son mucho peores que la parsimonia -¿eso era en serio?- del profesor de Praga. (Por cierto, ¿acaso no deben ser tranquilas las personas que tratan urgencias? "Vísteme despacio que tengo prisa")

    Mi caso es congénito y relativamente típico: afectación en retina, detectada ya de mayor, a los 18 (lo que da idea de la poca agresividad del patógeno). Poco agresivo, sí, pero cuando se instala es también casi invencible: desde entonces son ya varios brotes, cada uno significa meses de tratamiento y perder un poco más de visión. A pesar de ello, con un buen control -y también suerte- conservo una vista casi normal.
    Quizá no era necesario entrar en detalles oculares, pero lo hago antes que le dé por pensar en afectaciones de tipo cerebral y en ellas crea encontrar la explicación a algunos de mis comentarios :-)
    Aunque quién sabe, quizá sea cierto que la ciencia ha descubierto nuevos detalles insospechados y ahora resultará que tiene razón mi mujer cuando se queja de que soy demasiado tranquilo. Bueno, ellas siempre se quejan, mi tranquilidad supongo que no le importó en el par de ocasiones en que esquivé accidentes de tráfico mientras ella "con toda normalidad" gritaba echándose las manos a la cabeza. ...Vaya, igual resultará que estamos vivos gracias al microbio... ¡Por Dios! ¿esto son pensamientos normales o ilusiones metanfetamínicas?
    :-D

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    1. Siento lo de su enfermedad. Conocía la dolencia por las advertencias médicas durante el embarazo, pero no dejaba de ser una precaución inquietante, y desconocía sus resultados.

      Tras el documental que vi en Discovery Channel, miré varios artículos en internet, entre ellos el de la Wikipedia (muy documentado). En cualquier caso, si no cree a Discovery Channel debería fiarse de la opinión de su mujer y achacar al parásito cualquier molicie o desgana que se le presente. Le acabo de regalar una excusa, ya me la pagará.

      Cuando escribí del independentismo en Cataluña, resultó que usted era catalán. Cuando lo hice de la obesidad, usted tenía estadísticas. Al escribir de libros, nos sorprendió a todos diciendo que los lee. En un artículo de los Reyes Magos, que a usted le gusta la Navidad... ¡y que compra en tiendas de barrio! Ahora, con la toxoplasmosis, la sufre. Pronto escribiré sobre el primer viaje del hombre a la Luna: ¿viajó usted en el Apolo XII? :-) Así es que no se puede...

      Y no, no estoy "aún" de vacaciones. Gracias por recordármelo.

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