martes, 6 de agosto de 2013

> Tonterías las justas: “Ya veremos”

El cansancio es el motor de la humanidad: gracias a que no se quería correr mucho para cazar se inventó el arco, y porque lavar la ropa es un fastidio se fabricaron las lavadoras. Así, cuando tras una jornada laboral o un caluroso día de viaje en coche nuestro hijo nos pide algo que no queremos conceder, decimos “ya veremos”. Es un conjuro mágico que transforma nuestro cuerpo en un objeto romo y resbaladizo: no hemos dicho que no, así que no se nos puede cansar más argumentando en contra; y tampoco hemos dicho que sí, por lo que no estamos comprometidos a nada.

Después de unos cuantos usos, nuestros hijos saben lo que significa esa frase, y no suelen insistir con la tenue esperanza de que se equivoquen y con la amenaza latente de que la insistencia acabe en un ‘no’ clarificador. Pero como toda flecha con el uso se embota, los hijos argumentan “ad hominem”: - “Papá, siempre que dices eso significa luego que no”.

Y qué alma paterna, por muy cansada que esté atravesando a la hora de la siesta las carreteras de La Mancha, puede responderle a su hijo: - “Pues sí, niño, significa que nunca”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario